En un verano caluroso e incierto
como el que vivimos, dos noticias, dos nombres, dos hombres, dos símbolos, son
protagonistas de los titulares de la prensa nacional. Los dos nos atañen de
manera muy directa.
Un trabajador del campo,
inmigrante nicaragüense, sin papeles, sin contrato, una persona desconocida,
sufre un golpe de calor en plena faena de recogida de sandias, después de
trabajar durante horas bajo el solanero de más de 40º que nos acompaña estos
días. Para ahorrar viajes de la furgoneta que llevaba y traía a los
trabajadores al tajo, en vez de atenderlo inmediatamente, esperan a que sea la
hora de terminar, así aprovechan el viaje y llevan a todos de una vez
(optimizar recursos le llaman a eso). Cuando llegaron al centro de salud,
después de repartir a los demás trabajadores, simplemente lo dejaron tirado en
la puerta.
Eleazar (el jornalero tenía
nombre) llegó en parada cardiorrespiratoria al centro de salud y murió poco
después. Eleazar tenía una familia, ganas de prosperar, de ganarse la vida
honradamente. Vino de su país creyendo que, con su trabajo, ayudaría a mejorar
su vida y la de los suyos.
Otra cara de la moneda la
representa Juanito, ese es el nombre con que se conoce al emérito en algunos
círculos. Juanito tuvo que abdicar, de prisa y corriendo, hace cinco años, ante
la magnitud de los escándalos que lo rodeaban: caso Noos, Corinna, etc. Pero
nunca dejó de ostentar la “dignidad” de rey. Los recientes acontecimientos que
también lo relacionan con cobro de comisiones y evasión de dinero en paraísos fiscales,
parece ser que no le han sentado muy bien al emérito y ha decidido que se va de
España. Se va sin dar explicaciones ni a la Justicia ni a los españoles. Para
hacer más llevadero su pesar se ha ido a la República Dominicana, lugar
conocido, sobre todo, por ser un sitio para el recogimiento y el retiro
espiritual.
Dos noticias que son el vivo
reflejo, no ya de la España más injusta y desigual, son la cara más real del
sistema en el que vivimos.
El Capitalismo entiende sólo de
dinero, no de personas. No hay nombres, sólo números en cuentas bancarias.
Pero, sobre todo, no entiende de Dignidad, esa cualidad que no se puede comprar
y que no tiene que ver con la familia en que naciste o el lugar del mundo donde
te tocó vivir.
Según lo socialmente aceptado
estas dos historias se escriben bajo estas premisas:
Don Eleazar formaba parte de esos
inmigrantes que (según algunos) vienen a quitarnos el dinero, las prestaciones
sociales, el trabajo de nuestros hijos. Juanito, nos salvó (según otros) del
23F e hizo posible la Democracia en España.
Ahora os invito a mirarlas del
revés y, quizás, nos encontremos con la verdad: Eleazar formaba parte de esas
personas, gracias a cuyo trabajo nuestro país puede seguir avanzando. Fue la Democracia
quien salvó a la corona y a su representante.
(artículo publicado en https://www.infolinea.es/don-eleazar-y-juanito)
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