28 oct 2014

EL BIPARTIDISMO Y LOS CAFÉS CON LECHE

EL BIPARTIDISMO Y LOS CAFÉS CON LECHE.
(Desde mi ateneo, Isabel Campos López)



a los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo jamás preguntan lo esencial del mismo. Nunca preguntan: ¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas? Pero en cambio preguntan ¿Qué edad tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre? Solamente con esos detalles creen conocerte.” El Principito.

Aunque parezca que no, ya ha dado comienzo la campaña electoral. Como es normal, y lícito, las diferentes formaciones políticas empiezan a tomar posiciones; unas intentan desmarcarse de un cuadro que puede no serles beneficioso, otras aseguran posiciones, algunas buscan desesperadamente su lugar y hay quienes esperan tener el lugar que se merecen.
La política en el ámbito municipal es la más auténtica, o debería serlo, por lo que tiene de cercana a los ciudadanos. Es también la más ingrata, emocionalmente hablando, ya que al fin y al cabo todos somos vecinos del mismo pueblo, por lo que se hace duro ver algunas actuaciones, aparentemente políticas, que se asemejan mucho a un ajuste de cuentas.
En un pueblo pequeño donde, muchas veces, se entrecruzan las relaciones de vecindad con las de amistad creo que el juego político tiene que jugarse con unas reglas distintas.

El mes pasado, determinado grupo político presentó al pleno del ayuntamiento de Alhama una moción sobre un tema humanitario, alguien de los que formaban parte de dicho pleno dijo que la moción había comenzado siendo un “café, sólo, cargado” y que se había quedado en un “café con leche”.

En un principio que se hiciese este comentario  sorprendió bastante, desde el momento en que ni a nivel nacional, ni regional ni, por supuesto, municipal había habido críticas ni propuestas respecto a este asunto que se pareciera, siquiera, a un “recuelo descafeinado”.

Cuando se debate sobre un asunto tan grave como el que nos ocupaba, bien valía  la negociación y llegar a acuerdos sobre coincidencias y dejar aparte, en lo posible, las diferencias.

Además, aunque inicialmente se partiese de un “café, sólo, cargado”, el llegar a ese acuerdo denominado, peyorativamente, “café con leche”,  significaba que,  el café sólo inicial se enriquecía con las sugerencias de otros grupos.

Comprendo que, después de tantos años de bipartidismo, donde las mayorías han funcionado con sus “rodillos” correspondientes, se haya olvidado esa otra forma de hacer política, la de llegar a acuerdos y negociar con los demás representantes municipales, a la hora de sacar adelante una propuesta.

Desde ya les digo: siempre preferiré un café con leche, sobre todo en asuntos municipales o que afecten a los derechos de las personas.

Les hago una sugerencia a los  beneficiados por ese “Quítate tu que me pongo yo” protagonistas del actual “Y tú más”: Que se vayan poniendo las pilas, porque se acerca una época en la que las mayorías“ni están ni se las espera”.


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