5 jun 2014

PODEMOS Y EL CÓDIGO DA VINCI



Han pasado unas semanas desde las elecciones europeas y desde entonces esto es un no parar.
Dimiten políticos que pierden las elecciones; abdica el rey, apresuradamente, para que su sucesión pueda ser "real", ahora que aún se puede y aparecen nuevos líderes que parecen de verdad. 

Todo esto me parece, como poco, interesante; estamos viviendo momentos históricos verdaderamente importantes.

Entre todo este batiburrillo, están los recién llegados Podemos, formación que, al conseguir de la noche a la mañana cinco representantes en Bruselas, se ha convertido en la “piedra en el zapato” de una gran parte de la casta política cómo ellos la califican.

Que queréis que os diga, a mi me divierte, y mucho, el golpe de efecto absolutamente teatral de Podemos, han quedado descolocados incluso ellos mismos. Su cabeza visible con ese discurso mesiánico, que trae recuerdos del califa rojo, parece tener el don de la ubicuidad y te lo puedes encontrar a cualquier hora en cualquier medio.

Hace mucho tiempo que no sucedía algo que generase tanta polémica y tantos foros de debate. Me recuerda, salvando las distancias, a lo que sucedió con la publicación del Código da Vinci; en ambos casos hay grupos de poder que se han cabreado por encima de sus posibilidades.

Con Podemos ha sido el bipartidismo y aledaños, con el Código da Vinci fue el Opus Dei, exponente extremo de la casta católica.

Los puristas de lo políticamente correcto califican al partido emergente como producto mediático; curiosamente alimentado, por otra parte, por los medios de comunicación sostenidos por “La casta” y de estar financiado por la “extrema izquierda” venezolana.

Los fundamentalistas religiosos acusaban a la novela de Dan Brown de sacrílega, los literatos exquisitos la tildaban de panfleto.

Pues lo dicho, me divirtió lo de Dan Brown y me divierte lo de Pablo Iglesias.
En una sociedad adormecida, acostumbrada a no cuestionarse nada, con una capacidad inimaginable para ir acomodándose a las situaciones más insostenibles, si  surgen fenómenos que remueven las estructuras esas con las que nadie se atreve, hay que alegrarse por que son síntomas de que aún hay salvación.

Puede parecer que estoy frivolizando al comparar ambas cosas pero, en principio, no se diferencian tanto.
Una cuestionó el celibato de Jesucristo quien se habría casado con Maria magdalena ¡Vade retro, Satanás! Se vendieron más de ochenta millones de ejemplares y se tradujo a cuarenta y cuatro idiomas.
Otra, cuestiona la política de relevos, hoy me quito yo para que te pongas tu. Propone eliminar los paraísos fiscales, paralizar desahucios etc...,consigue 1,2 millones de votos.

El Código da Vinci panfleto, best seller conspiranóico o lo que queramos llamarle, consiguió que leyesen personas que nunca habían abierto un libro, eso a mi ya me vale.
Podemos ha conseguido ilusionar a gente que había perdido la ilusión, esto también me vale.


El citado libro y su repercusión mediática, pasó y se olvidó sin más. Nos queda ahora la duda de cual será el futuro de la nueva formación política, se consolidará? Se encastará? Se acomodará? nadie lo sabe; lo seguro es que ha sido un revulsivo, una patada en el culo a los señores de los sillones a quienes no les ha quedado más remedio que moverlo, para dimitir, abdicar o ponerse las pilas si no quieren quedarse fuera de juego.

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