27 may 2021

ARENA BAJO LOS ADOQUINES




Hace 11 años que Stephen Hessel, único redactor vivo de la Declaración de los Derechos Humanos, miembro de la Resistencia francesa, superviviente del campo de concentración de Buchenwald y defensor de la causa palestina, les gritaba a todos los jóvenes ¡Indignaos! y ¡Comprometeos! a través de las páginas de dos pequeños libros que serían el germen de los movimientos sociales que surgirían a partir de la Primavera Árabe y el 15M.

“La razones para indignarse pueden parecer hoy menos nítidas o el mundo demasiado complejo, pero siguen ahí, en la dictadura de los mercados, en el trato a los inmigrantes…buscad y encontraréis…coged el relevo, ¡indignaos! porque la peor actitud es la indiferencia, si os comportáis así, perderéis uno de los componentes esenciales que forman al hombre: la facultad de indignación y el compromiso que la sigue” (Stephan Hessel)

En aquellos momentos su voz tuvo eco en una sociedad asfixiada por los bancos, la precariedad y los recortes sociales. Los jóvenes, insatisfechos, sin futuro, empezaban a buscarse la vida fuera de su país, donde se les negaba. Esta insatisfacción se manifestó de forma real el 15 de Mayo de 2011, cuando millares de personas se manifestaron ante la convocatoria de diferentes colectivos. Antes habían ido tomando las plazas de muchas ciudades, de forma simbólica y pacífica. La famosa acampada en La Puerta del Sol se convirtió en todo un símbolo a nivel mundial. A los más mayores nos volvieron a llegar aromas de aquel mayo francés de 68 que nos decía aquello de “ La poesía está en la calle” y que “Bajo los adoquines de la ciudad estaba la playa”.

Todo este capital de manifestaciones pacíficas masivas tenía unas claves concretas y comunes: No al bipartidismo. Listas abiertas. Derecho a la vivienda (ley hipotecaria). Sanidad pública, gratuita y universal. Educación pública y laica. Abolición del Plan Bolonia. Abolición de la Ley de extranjería. Reforma fiscal favorable para las rentas más bajas. Supresión de paraísos fiscales. Abolición de sueldos vitalicios para los políticos. Rechazo y condena de la corrupción, listas electorales libres de imputados. Nacionalización de los bancos rescatados por el Estado. Democracia participativa. Apuesta por las energías renovables. Transparencia de las cuentas y financiación de los partidos políticos etc.

Y aparecieron colectivos como las Mareas, los Yayo-flautas, STOP desahucios, Cuentas Claras, Graba tu Pleno, Plataforma por un nuevo modelo energético y otros muchos que movieron el estancado tablero social. Políticamente estas ideas fueron recogidas por nuevos partidos políticos como Equo, Compromís, Anticapitalistas, Recortes Cero y Podemos, que contaron con un gran apoyo popular.

“Indignaos, hoy se trata de no sucumbir bajo el huracán destructor del consumismo voraz y de la distracción mediática, mientras nos aplican los recortes. Indignaos sin violencia. Como cantara Raimon durante la dictadura “Digamos No”. Actuad. para empezar, ¡Indignaos!” (José Luis Sampedro)

Después de 10 años y una pandemia mundial, puede parecernos o quieren hacernos creer que todo esto no ha servido para nada, que todo quedó en agua de borrajas. Sin embargo, muchas cosas se dieron a raíz del 15M: El primer gobierno de coalición de la Democracia, se recuperó la parte más noble de la política y sobre todo se recuperó el dialogo, el empleo del pacifismo y la utilización de las palabras para el debate social.

La filosofía que sustentó al 15M y todo lo que significa, más allá de los partidos, ha servido durante todo este tiempo de muro de contención pacifista ante las ideologías extremas que, en los actuales tiempos radicalizados, vemos como avanzan aprovechándose del descontento fruto de la crisis pandémica.

"Papá cuéntame otra vez" Rozalén.

                                             


                                (articulo publicado en el numero 1.200 del periódico Infolínea) 

19 may 2021

LA LIBERTAD ES UNA LIBRERÍA



Cuando yo cursaba el Bachiller Elemental, tenía una profesora que siempre decía que la felicidad está en ignorar, que cuanto más se sabe más se sufre. Por aquel entonces yo no tendría mas de 12 años, y me parecía extraño que una docente nos dijese eso en un instituto. Durante estos días recuerdo mucho a aquella profesora y no dejo de pensar que algo de razón tenía.

Las recientes elecciones a la comunidad de Madrid han sido de las pocas en las que el resultado no me ha pillado de sorpresa. La campaña electoral ha sido un pequeño gran desastre. La izquierda dividida, para no variar, y la derecha montando un circo lleno de trucos de prestidigitación en el que todo parecía mentira… y era mentira.

Ahí está la cosa, tanta gente agotada y amedrentada por la pandemia y sus consecuencias, han preferido creer en una esperanza inexistente. Y no es muy difícil de comprender. Vivimos en un sistema económico tan perfecto como perverso, el Neoliberalismo no tiene fisuras. Los trabajadores no es que sean tontos, como algunos “intelectuales de salón” van dejando caer de tertulia en tertulia, es que necesitan ganar la miseria de sueldo que ganan para poder salir adelante.

Después de año y medio de restricciones, enfermedad y precariedad, a los madrileños les ha resultado más atractivo oír hablar de cervezas que de ideologías políticas, pensando que las unas no tenían nada que ver con las otras.

Que vivimos en el sistema perfecto para los grandes intereses está claro. Que las épocas de crisis vienen bien a las minorías privilegiadas también lo está. Que la inmensa mayoría se ha visto atada de pies y manos ante la terrible situación pandémica, está clarísimo.

“La pandemia de la Covid-19 hace más ricos a los super ricos y arroja a millones de personas a la pobreza... El medio billón (de dólares) que los 10 hombres más ricos han amasado en el último año podría servir para tener una vacuna para todo el mundo o incluso para que nadie caiga en la pobreza durante el tiempo de la pandemia, así que la escala de la diferencia es extraordinaria” (Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional)

Respeto, aunque no comparto, la decisión de esas muchas personas que, sin ser de derechas, han apostado por lo “malo conocido”. No les exijamos análisis concienzudos a quienes durante el último año no han tenido tiempo de pararse a pensar con claridad, arrastrados sólo por la necesidad.

Por todo esto he recordado a mi antigua profesora. Desde la perspectiva que me dan los años que ahora tengo, entiendo mejor lo que quería decir. Produce sufrimiento ser consciente de lo que está pasando en nuestro mundo y comprendo esas ganas de no querer saber, de dejarse llevar, de querer creer que comprar en un centro comercial o tomarse una cerveza significa Libertad. (El Capitalismo es lo que tiene, que puede disfrazar hasta el significado de las palabras).

“…la Libertad es hacer el amor en los parques. Es el Alba de un día de huelga general. Es morir libre. Son las Guerras Médicas. Las palabras República y Civil. Un rey saliendo en tren hacia el exilio. La Libertad es una librería. Ir indocumentado. las canciones prohibidas. Una forma de amor, la Libertad” Joan Margarit.

"La Libertad es una librería" Joan Margarit.


     

 (articulo publicado en el numero 1.199 del periódico Infolínea) 

 

 



13 may 2021

¿POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS?

             



Cuando escribo esto faltan menos de 24 horas para conocer los resultados electorales en la Comunidad de Madrid. El retroceso de la pandemia y la importancia de los comicios madrileños que, a pesar de ser autonómicos, afectan a todo el país, se han convertido en el pan nuestro de cada día. Aparentemente el Covid 19 está a punto de pasar a la historia. Para el mes de julio se espera que esté vacunada un 70% de la población española. El caso es que nuestro mundo va recobrando la normalidad: celebraciones, elecciones, vuelta a las clases presenciales. Parece que todo vuelve a ser como era hace año y medio.

Pero hay noticias demasiado inquietantes, que afectan al mundo entero, sobre las que pasamos de puntillas. Entiendo que es necesario mirar hacia adelante pero también hacia atrás y a nuestro alrededor.

Lo que está ocurriendo en la India, segundo país más poblado del mundo (que está en el mismo planeta que nosotros), pone los pelos de punta. 400.000 nuevos casos y más de 3500 muertes diarias durante la última semana de abril, que se dice pronto. Los crematorios no dan abasto y las piras funerarias invaden las calles. Las autoridades de Nueva Delhi han autorizado la tala de árboles de los parques para abastecer los crematorios. Familiares de personas contagiadas, claman pidiendo ayuda a través de las redes sociales, gente pidiendo oxígeno, medicinas y camas de UCI. “Las personas no reciben oxigeno y mueren como animales” (BBC). Además, es muy probable que todas estas cifras estén por debajo de la realidad

¡No hay que preocuparse, la India está tan lejos! Además, son sus costumbres, eso de bañarse en el Ganges todos revueltos y lo de quemar a los muertos en piras funerarias. Aquí somos de otra manera. Sin darnos cuenta estamos volviendo a pensar que son cosas que nunca nos pasarán a nosotros, que somos mucho más limpios y, sobre todo, más civilizados. No hemos aprendido nada. Estamos conectados. Somos parte de la misma Tierra. Como consecuencia de ser un mundo económicamente globalizado, la infección se mueve de un sitio a otro, más aún cuando estamos hablando de una país cuya diáspora es de las mayores del mundo. La pandemia nos ha mostrado que el problema de un país es un problema de todos. Nadie estará a salvo hasta que todos lo estemos.

“..Ningún hombre es una isla por sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa quedará disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de tus amigos, o la tuya propia..” (John Donne)

-Paradójicamente en la India están una gran parte de los laboratorios productores de vacunas, en ellos se elaboran el 60% de las vacunas de todo el mundo (cosas de la globalización)-

Otra noticia para tener en cuenta: Israel es el país con la tasa de vacunación más alta del mundo, sin embargo y a pesar de ser su responsabilidad, hasta ahora no han vacunado a los palestinos de las zonas ocupadas de Gaza y Cisjordania. Las presiones de organismos internacionales han forzado la vacunación, aunque hasta ahora sólo se lleva a cabo con los palestinos que tienen permiso de trabajo, quienes cruzan todos los días las fronteras desde los territorios ocupados.

“Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la Humanidad; por eso nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti” (John Donne)


https://www.lavanguardia.com/internacional/20210506/7433923/india-registra-nuevo-record-casos-covid-19.html




 (articulo publicado en el numero 1.198 del periódico Infolínea) 

5 may 2021

PRIMERAS VECES

 


La pasada semana acudí a dos actos públicos, los primeros desde que la pandemia se instaló en nuestra vida. La necesidad de contactar con la cultura de nuevo, sin pantallas de por medio, me animó a salir de casa para acercarme a ella. Dos actos, dos temas, dos mujeres, dos viajes al pasado con diferentes equipajes.

El primer día, el primer viaje fue al pasado más desconocido de nuestra historia, ese que no solemos ver en los temarios escolares. Interesante recorrido que, de manera muy profesional, nos hizo la historiadora Paula Martínez, a través de una tesis doctoral, para mostrarnos la importancia que tuvieron las mujeres anarquistas en nuestra región durante la Guerra Civil. Relato bien desmenuzado, acompañado de datos, fechas, direcciones, acciones y nombres que contaban lo que pasó, sin interpretaciones. Desde la juventud de la autora, sentimos el apasionamiento y la responsabilidad de una investigación que cumplía con creces el mayor de los objetivos, echar luz sobre la oscuridad.

El segundo viaje al pasado venía escrito en un libro. La presentación que de este hicieron las diferentes personas que acompañaron a la autora ya nos daba un anticipo de lo que se descubre una vez leído. Amparo González, a través de él, nos lleva de la mano por lugares comunes que obligan a recordar, sobre todo, la historia del pasado más íntimo, ese que ocurría de puertas para adentro. La experiencia y la reflexión, lo íntimo y lo éxtimo acompañan cada historia escrita en el libro. Casi sin querer, me encontré comparando las aparentes certezas de aquellos pausados días, tan lejanos en el tiempo y cercanos en la memoria, con la vida incierta de estos últimos meses.

Para terminar la semana asistí a un evento deportivo en el que competían dos equipos infantiles. Mi primera impresión fue la tristeza de ver a los niños jugando con las mascarillas puestas (todavía me cuestan algunas cosas). Conforme pasaban los minutos recibí una gran lección, de los críos que jugaban y de quienes los dirigían, las ganas de luchar por ganar y por salir adelante. La vida corría de un lado para otro de la pista, a la vez que se abría paso ante todos nosotros.

Y recordé a Serrat “…Sólo vale la pena vivir, para vivir. Y hacer tuyo el camino, que tuyas son las botas. Que una sonrisa pueda dar a luz tu boca. Abrázate a los vientos, y cabalga los montes, que no acabe el paisaje con el horizonte…”

Casi año y medio ha transcurrido entre paréntesis, un tiempo que cada uno ha intentado llenar echando mano de su particular bagaje. Recuerdos, lecturas, familia, conversaciones en la distancia, historias escritas, vacunas, el trabajo y la vida. Ahora ya es momento de tirar para adelante con todo lo que ya sabíamos más lo que hemos aprendido en este espacio de tiempo.

Si bien es verdad que hay días en los que, al observar lo que está pasando a nuestro alrededor, siento decepción ¿de tan poco nos ha servido todo el sufrimiento que hemos pasado y que aún no se ha ido del todo?, también es cierto que esos momentos duran poco. Salen ganando los días en los que veo como la buena gente sigue trabajando para hacer del mundo un lugar mejor, ejemplo son todos los protagonistas de los actos que he nombrado.

"Vivir para vivir" Serrat  


                                                 

 

 (articulo publicado en el numero 1.197 del periódico Infolínea)