31 mar 2020

LA RES PÚBLICA (escritos desde el aislamiento IV)




Lo que se está viviendo en el Mundo es algo tan desconocido que nos ha pillado a contrapelo a todos. No tenemos referencias de algo parecido, para echar mano de ellas. Países de diversos signos políticos actúan con la misma extrañeza ante lo que se nos ha venido encima. 

A la misma vez por todos lados aparecen “expertos en pandemias” que parecen saber lo que se debería o no se debería haber hecho. Que tienen la certeza de conocer las causas y los culpables.
De certezas no me gusta hablar, más aún tratándose de un asunto como este que considero debe hacerse con el máximo rigor y respeto.

Pero, además, son momentos de actuar con lealtad a las instituciones por pura responsabilidad. En la historia mundial reciente, no se recuerda un momento tan crucial y grave como el que estamos viviendo, ante eso, ahora no toca esgrimir colores, ni hablar de los tuyos o los míos. No es hora de banderas ni ideologías, es la hora de la gente, de las personas.

Sinceramente, a mí me da igual qué empresa fabrica las mascarillas o los geles, me da igual qué empresa de qué gobierno sea la primera que consiga la vacuna, me dan igual muchas cosas que, ahora, no considero importantes; lo importante es que tengamos todo lo que sanitariamente se necesita y en el menor tiempo posible.

El tiempo es crucial. Es el tiempo de que todos vayamos por el mismo camino, el de la vida. Y es que, al fin y al cabo, es de lo que se trata, de algo tan sencillo y tan terrible como vivir o morir.
Elegir la vida, en estos momentos, es apoyar a las leyes y autoridades para que gestionen la crisis desde el apoyo incondicional a los Servicios Públicos. Elegir la vida es quedarse en casa. Elegir la vida es confiar en los servidores públicos y sentirnos protegidos por ellos.

Si de algo va a servir este cataclismo mundial es para poner en evidencia lo necesario que es lo Público, eso que tanto hemos venido descuidando durante tantos años. En nuestro país hemos llegado a presumir de tener la mejor sanidad pública de toda Europa. El azote del COVID-19 nos ha pillado con un sistema sanitario público en proceso de desmantelamiento mientras que la sanidad privada, que se ha visto favorecida durante los últimos años de forma impúdica desde el poder, no hace nada.

Ese poder, servidor de un sistema que ha minusvalorado a todos los sectores sociales gracias a los cuales podemos salir adelante ahora: campesinos, comerciantes, obreros, médicos, sanitarios etc. Sectores sobre los que han recaído sin piedad, los mayores recortes sociales.
El Estado debe estar al mando y cuando esto pase, tendrá que tomar medidas. Medidas de apoyo y restauración de los servicios públicos, los únicos que, en estos días, están sirviendo a las necesidades de las personas. Y se deberá de actuar ante quienes, en plena crisis sanitaria y humanitaria, se lucran o esparcen mentiras con la intención de sacar rédito del sufrimiento ajeno.
Como he dicho anteriormente se trata de vivir o morir y hay a quienes, la muerte, les atrae de poderosa manera.

"Volveremos a brindar"

Este artículo de opinión fue  publicado en la segunda edición digital del periódico Infolínea. 28/marzo/2020

22 mar 2020

DES-CONCIERTO DE PRIMAVERA (escritos desde el aislamiento III)



"Para hacer esta muralla, 
tráiganme todas las manos
los negros, sus manos negras
los blancos sus blancas manos.
Una muralla que vaya 
desde la playa hasta el monte
desde el monte hasta la playa
allá por el horizonte.
tun, tun, ¿quien es?
la paloma y el laurel
Abre la muralla
tun, tun ¿quien es?
el alacrán y el ciempies
cierra la muralla...". La muralla. Nicolás Guillén


Hoy, 22 de marzo, domingo. Llevamos ya una semana de cuarentena. Esta mañana me ha despertado el silencio. Desde que empezó este periodo de aislamiento, cada día, aún antes de levantarme, escuchaba el sonido de los obreros de una construcción cercana, hoy ni eso. El día amanecía nublado y hasta los pájaros callaban, recogidos en sus nidos.
El silencio es a veces atronador, eso es lo que ha hecho que hoy, me despierte sobresaltada.
Sólo hace una semana que todo cambió.

A veces, en el trabajo, con los agobios, las prisas, los problemas, echábamos de menos los días de vacaciones, “no pienso hacer nada, sólo leer o ver películas”. Esto pensábamos también con el inicio de esta situación. Íbamos a leer todo lo atrasado, a escribir lo que nunca habías tenido tiempo, veríamos maratones de series, ¡que bien, a la fuerza me tengo que quedar en casa!

Conforme van pasando los días, estos se van llenando de inquietud. Te das cuenta de que no has sido capaz de leer un libro completo, algún capítulo que otro, volviendo atrás cuando te ves que has perdido el hilo. Con las película y series, tres cuartos de lo mismo.
Creo que sólo la música y la poesía ha puesto algo de color y de cordura en esta extraña primavera. La buena gente y los artistas han llenado las redes de palabras y canciones.

"Todo pasará" El Kanka
Por eso me doy cuenta de que cada capitulo de un libro que consigo leer, cada canción que tarareo, o si consigo ver una película entera, son pequeñas batallas que voy ganando.
En estos momentos es muy tentador dejarse llevar por la desesperanza, la rabia y el miedo, lo visceral es más fácil, te desahoga. Y posiblemente no sea malo, a ratos (no están las cosas para muchas alegrías), pero no siempre.

Mi decisión ante lo que nos ha tocado vivir, es apartar de mi camino cualquier iniciativa, persona, comentario, perfil de redes sociales etc. que propague el odio o la información tóxica que aliente el temor de la gente. Nunca hubo un momento en que fuese más necesario estar unidos, dejando atrás diferencias inútiles, que el que vivimos actualmente.

Hace un tiempo hice limpieza en mis redes sociales, de esa gente que no es capaz de criticar constructivamente. En los próximos días volveré a hacerlo. No me compensa entrar en Internet y encontrarme con el odio.

"Vientos del pueblo" en un momento en que debemos demostrar valentía



18 mar 2020

RESISTIENDO (Escritos desde el aislamiento II)




“Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras y, sin embargo, pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas”. La peste. Albert Camus







Este vendaval inesperado nos ha movido el tablero de juego, las fichas desperdigadas, la mesa volcada, todos intentando retener en la memoria su jugada para cuando se pueda retomar la partida.
Cuando todo pasaba en china, ¡nos pillaba tan lejos!. Lo de Italia ya fue otra cosa, ese si era nuestro mundo, nuestra cultura. Ahora la situación de gravedad ha llegado a España, y nos causa extrañeza. ¿Como puede ser? Si esto solo les pasaba a los demás países. No sabemos que hacer con este desconcierto, ni con el tiempo que, de pronto, tenemos de sobra.

Ante la reclusión obligatoria, aparecen por todos lados una avalancha de sugerencias para hacer en casa, que si cocinar platos guais, leer, cantar, hacer gimnasia, declamar poesía, dar clases a tus hijos y todo eso después de haber llenado la nevera, la despensa y el botiquín. Ni unos días nos hemos dado para aprovechar y pensar un poco en todo lo que nos está pasando. Ahora que es el momento propicio para intentar poner orden en nuestro propio caos, para ser conscientes de qué es lo que verdaderamente importa.

De momento nos está viniendo bien para algo, echar de menos las cosas sencillas pero esenciales: pasear por las calles del pueblo, escuchar los pájaros, visitar una librería para rebuscar un libro escondido, pararte a charlar con un conocido, tomar un café para hablar por hablar, y tantas otras cosas que no tienen precio.

Cuando hace unas semanas se suspendió el carnaval de Venecia y comenzó la cuarentena en Italia, se me agolparon en la memoria títulos de libros, películas e historias a través de las cuales había vivido, a lo largo de mi vida, otras reclusiones.

Hay quienes han aprovechado periodos de confinamiento para escribir:
Los místicos San Juan de la Cruz y Santa Teresa, quienes eligieron la reclusión para vivir y allí surgieron algunas de las obras más bellas de nuestra literatura.
Shakespeare escribió el Rey Lear y Macbeth durante periodos de cuarentena por la peste que asolaba Londres en 1600
Mary Shelley, escribió Frankenstein durante unos días de reclusión obligada, debida al mal tiempo, mientras estaba invitada en casa de Lord Byron.

Otros ambientaron sus obras en situaciones que obligaban al aislamiento.
Albert Camus, en su novela “La peste” describe los efectos que una plaga puede tener en una población. 
Sófocles sitúa “Edipo rey” en una Tebas asolada por una epidemia.
Bocaccio con “El Decamerón”, los protagonistas han de estar encerrados diez días, debido a una epidemia.
Saramago y su “Ensayo sobre la ceguera”.
Thomas Mann, en “La Montaña mágica” cuenta la vida de un grupo de tuberculosos, aislados en un sanatorio. En otra de sus novelas “Muerte en Venecia” cuenta la historia de una Venecia cerrada por la peste. De esta última, hay una estupenda película de Visconti.

Soy de quienes creen que de toda situación se puede aprender, que de cada contratiempo puede surgir algo bueno. Ojalá y las circunstancias especiales que nos está tocando vivir sirvan para un cambio en la sociedad, en las personas.

¿Qué es lo que te ayuda a vivir en momentos de desconsuelo? La necesidad de ganar tu pan, el sueño, el amor, la ropa limpia que te pones, un viejo libro que relees. Todo lo que era bueno en las horas de deleite, sigue siendo exquisito en las horas de desamparo. Marguerite Yourcenar



13 mar 2020

UN SISTEMA EN CUARENTENA ( Escritos desde el aislamiento I)



No me gusta ir a comprar, donde menos a los supermercados. Por eso desde hace ya bastantes años hago la compra por Internet, es un recurso fácil y te llevan la compra a casa.
El miércoles recibí el pedido de este mes, faltaba la carne, el papel higiénico, alguna fruta y verdura. El chico me dijo que habían empezado a faltar cosas. Yo no le di mayor importancia y pensé que somos un poco exagerados.


Esta mañana, después de ver los líos que se están formando en todos los supermercados, con el desabastecimiento de algunas cosas, he ido (a primera hora) para comprar lo que no me trajeron el otro día.
Al entrar, me ha impresionado ver el recinto completamente lleno de gente, cargada de carros hasta los topes, y las estanterías vacías. Mujeres que compraban con culpabilidad y dando explicaciones que nadie les pedía, justificando el que compraran esto o lo otro. Lo del metro de distancia entre uno y otro, inimaginable. Me he comenzado a agobiar

Una bandeja de lomo, dos bolsas de ensalada, papel higiénico y una bolsa de naranjas ha sido la compra que he traído a casa, junto con un estado de ansiedad considerable.

Luego he ido a la librería, si hay que hacer cuarentena habrá que procurarse alimento de todas las clases. Mientras que me atendía el librero, hemos hablado de la situación que nos desborda. En eso que un hombre que había allí ha dicho “toda la culpa de lo que está pasando la tienen los putos chinos, que sólo comen mierda..”, podía haberme callado, pero no lo he hecho, sólo le he dicho que para decir una cosa con esa contundencia primero debería estar informado y que lo que acababa de decir era mentira. No me ha rechistado. El librero ha dicho no puede ser que agravemos esto con discursos xenófobos, el hombre en cuestión se ha ido.

Al volver de nuevo a casa veo en televisión playas llenas de gente, soleadas terrazas a reventar y autovías repletas de coches que salen de fin de semana. Mientras que los ciudadanos de las zonas con menos casos contagiados tratan a los de otras regiones como leprosos.
¿Estamos locos, o qué?

El COVID 19, ha viralizado el miedo y ha actuado como ese velo que, al caer, deja al descubierto todas las vergüenzas.
De las personas: Comportamientos insolidarios y egoístas. Consumo exagerado de cosas no necesarias. Miedo a lo que no se conoce. Frivolidad y falta de conocimiento ante una situación grave. Superioridad de quienes piensan que esto no va con ellos. Falta de conciencia y responsabilidad ciudadana. La dificultad de divertirse sin consumir fuera de casa. Culpar de todo a otros sin asumir ni una pizca de responsabilidad.
Del sistema: recursos sanitarios públicos insuficientes, falta de ayudas a familias. Los colectivos en riesgo se quedan sin asistencia. Con el cierre de colegios los niños quedan solos en casa ya que los padres trabajan y no funciona un buen sistema de conciliación. Los trabajos más precarios sufren mayor peligro.

"El Principito" Buen libro para leer con los hijos
Claro que, también hemos podido comprobar como personas ejercen su responsabilidad, que comprenden que la adversidad nos puede sorprender en cualquier momento, que se quedan en casa al volver del trabajo, jugando con sus hijos, leyendo, estudiando, viendo una película o cualquier programa de tv.


"Parásitos" ideal para una cuarentena del sistema capitalista

-Y estamos viendo a los profesionales de la medicina pública que, ahora más que nunca, están demostrando su ejemplaridad, arriesgando todo, en un terreno precarizado por los recortes sanitarios. Haciendo heroicidades sin apenas descanso. Gracias.-

Me gustaría tener a una clase política que ante circunstancias excepcionales como la que estamos viviendo, se siga poniendo de acuerdo en gobernar bien para que todos salgamos lo menos perjudicados posible. No es hora de protagonismos ni de críticas, es la hora de arrimar todos el hombro. y, quizás mañana, sea la hora de revisar este sistema en el que nos sentíamos tan seguros y llenos que nunca vimos el agujero.