17 dic 2024

BUSCANDO

 

Por pura casualidad he dado en los últimos días con dos noticias distanciadas en tiempo y en espacio pero que acaban siendo increíblemente parecidas.

Una la publicó el Heraldo de Aragón y ocurrió en la ciudad turca de Inegöl en 2021. Al parecer tras una noche de fiesta un grupo de amigos echó de menos a uno de ellos. Alarmados, acudieron a las autoridades y rápidamente se formaron grupos de búsqueda por los bosques cercanos al lugar donde habían estado celebrando. Tras comprobar que no aparecía después de varias horas, comenzaron a gritar su nombre, comprobando asombrados como un componente de uno de los grupos gritó “¡ese soy yo!”. El hombre en cuestión al escuchar que alguien se había perdido, rápidamente se unió a la búsqueda con toda su buena voluntad, sin pensar por un momento que se trataba de si mismo. Tampoco nadie se fijó en que, quien buscaban, iba con ellos.

La otra noticia la publicó La Vanguardia, esta pasó en Islandia en 2012 y la protagonista fue una mujer que estuvo un día entero ayudando a la policía en las labores de búsqueda de una persona antes de darse cuenta de que se trataba de ella misma. La mujer protagonista de esta noticia formaba parte de un grupo de excursionistas a Eldgjá, un cañón volcánico situado al sur del país. Cuando tocaba regresar, el conductor del autobús, convencido de que faltaba una pasajera, esperó durante una hora antes de salir de vuelta. Al llegar a la ciudad, el conductor dio parte a las autoridades, dando una pormenorizada descripción de la excursionista ausente.

Ninguno de los viajeros relacionó la definición, con la “desaparecida”, ni ella se reconoció. Tras un día de búsqueda, en la que la que participó activamente, cayó en la cuenta que la descripción se parecía mucho a la suya propia. La explicación que dieron después, los buscadores, es que se había cambiado de ropa.

En un principio son noticias que provocan una sonrisa y un juicio. Dejo a vuestra imaginación lo que podría pensarse. Yo me reí y juzgué en el momento de leerlas, pero luego se quedaron rondándome y dándome qué pensar.

Quizás no es tan raro que ocurran cosas como estas en el mundo que vivimos; tan deshumanizado que, posiblemente, quienes acompañaban a las personas que andaban perdidas, miraban más dentro de la pantalla del móvil que a quienes tenían a su alrededor. O dieron más importancia a la vestimenta, a la marca, que a la persona.

En cuanto a quienes se perdieron y emprendieron su propia búsqueda formando parte de grupos de ayuda, demostraron su carácter generoso y solidario, dedicando su tiempo para encontrar a esas personas desaparecidas que no eran otras que ellas mismas. Pero, a veces es necesario, para reconocerse y encontrarse, escuchar tu propio nombre.

 "En busca de un sueño" Silvio Rodriguez

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