Cuentan
que el polémico sabio Diógenes se puso un día en medio del mercado a dar un
discurso sobre la condición humana. La gente pasaba por su lado sin prestar el
menor interés a sus palabras. De pronto, el sabio, se puso a hacer cri-cri-cri,
emulando el sonido de un grillo, inmediatamente una muchedumbre se arremolinó
alrededor de él.
No sé si será cierta o no esta historia, apostaría que sí. Considero que no hemos cambiado tanto desde aquella época. Lo de pararse uno a pensar y reflexionar tampoco va con estos tiempos en los que todo se basa en la prisa, lo inmediato y el runrún.
No sé si será cierta o no esta historia, apostaría que sí. Considero que no hemos cambiado tanto desde aquella época. Lo de pararse uno a pensar y reflexionar tampoco va con estos tiempos en los que todo se basa en la prisa, lo inmediato y el runrún.
Allá
por los años 70’ defendíamos el derecho a la educación pública y gratuita, la mayoría
de edad a los diez y ocho años. Luchábamos contra la censura literaria y
cultural en general y soñábamos con un futuro en el que nadie sería analfabeto
porque todo el mundo tendría acceso al aprendizaje.
Han
pasado los años y han cambiado los tiempos hoy en día todos los niños están
escolarizados y la enseñanza es obligatoria hasta la adolescencia, sin embargo,
sigue habiendo analfabetos, más de los que nos imaginamos.
Desde Santurce a Bilbao Blues Band - "Las cosas van cambiando"
1973
1973
Si en una reunión surgen conversaciones serias, la mayoría resoplan y tachan de intenso o aburrido a quien o quienes hablan de cosas un poco más trascendentales de lo normal.
Quienes organizan conferencias o actos de interés,
relacionados con el arte, la historia o la literatura, sienten frustración por
la poca asistencia.
Los más jóvenes pasan horas inmersos en realidades virtuales que merman su fantasía y los dirigen.
Los más jóvenes pasan horas inmersos en realidades virtuales que merman su fantasía y los dirigen.
Por
otro lado, los bares de copas, salas de fiesta, discotecas o cualquier otro
evento en el que lo imprescindible sea que no puedas escuchar lo que te
dice el de al lado, suelen estar abarrotados.
Escuchar
o leer las palabras, asimilarlas, criticarlas, pensarlas y repensarlas, a veces, incluso,
devorarlas como si se tratase un alimento indispensable, todo eso cuesta. Es duro
crecer y convertirse en persona, escuchar las palabras y emplearlas.
Vivimos
en un mundo en el que lo que abunda es dejarse arrastrar por los murmullos
indescifrables, los atronadores sonidos que aturden, los innumerables cri cri
de los grillos que nos atraen, porque no hay que esforzarse en comprender,
simplemente hay que asentir.