No se a vosotros pero a mí una de las cosas que más me molestan son las etiquetas, las reales y las imaginarias.
Cuando me compro ropa, al llegar a casa, no tardo mucho en cortarlas o descoserlas. Si no lo hago y me pongo la prenda con ellas sin quitar -por cierto, cada vez son más grandes (las etiquetas)- me producen desasosiego e incomodidad.
En los demás productos de consumo, hacer esto es más difícil, ya que han pasado a formar parte del propio envase, hasta se ha creado un apartado en el arte del diseño para las mismas.
También me resultaban molestos, hace años, cuando los precios de cada producto iban adheridos al mismo, con pegatinas, que abrías la despensa y todo tenía un precio.
Como ya habréis comprendido, tampoco me gusta ir de etiqueta. Es esta una manera de vestirse, incómoda, para asistir a lugares incómodos. Además, el que alguien, no sé quien, haya decidido lo que es "ir vestido de etiqueta" me parece una surrealista metáfora.
El asunto es más complicado y menos frívolo cuando se trata de etiquetar personas.
Una de las formas más actuales y perversas de "etiquetado" son las enfermedades, sobre todo las mentales. Es tan amplio el espectro de categorías, que han conseguido que todos sintamos que pertenecemos a alguna de ellas, la "inclusión" en estas listas se hace, cada vez a edades más tempranas, para que, desde chicos, sepamos ya cual es nuestra casilla en este "juego"
Hace ya algunos años, en los 70', se editó un libro que revolucionó a las clases "pensantes" , "El libro rojo del cole" (del cual hablaré otro día, más extensamente) se convirtió en el azote de una sociedad hipócrita.
-Como es normal, fue prohibido-.
A este libro pertenece el texto que os dejo a continuación.
MARGINACION. Extracto Del
Capítulo 5 De “El Libro Rojo Del Cole”.
“en
esta sociedad, hay que tener más de treinta años y menos de sesenta, ser
guapetón, estar casado, tener pasta, medir un metro ochenta, ser católico y
apostólico y romano, de derecha moderada (se permite también ser de izquierda
moderada si el billetero y la cuenta del banco son de derechas) y, por
supuesto, ser muy macho, ir por la vida avasallando con los cojones por
delante. todos los que no son así (la inmensa mayoría) pecan de algo.
Es
una vergüenza ser pobre, ser viejo, no ser adulto, ser mujer, ser negro, ser
bajito, ser gitano, ser minusválido, ser gordo, ser homosexual, ser ateo,
etc. en mayor o menor grado la sociedad margina, desprecia y reprime a la
inmensa mayoría de las personas. es una jugada muy hábil. mediante la
propaganda y el lavado de coco se consigue que todo el mundo desprecie a todo
el mundo. al blanco bajito le queda el consuelo de despreciar al negro alto.
a los hombres, por miserables que sean, les queda el consuelo de despreciar a
las mujeres. los viejos desprecian a los jóvenes, los jóvenes a los viejos,
los heterosexuales a los homosexuales, los de la ciudad a los del campo, etc.
Se
trata, en una palabra, de que todos tengamos a alguien a quien despreciar,
marginar y humillar descargando así los desprecios y humillaciones que
nosotros mismos recibimos. así el heterosexual está convencido de que hay que
reprimir al homosexual y mientras se olvida de su propia miseria en ese
terreno. el que bebe güisqui piensa que hay que meter en la cárcel a los que
fuman porros. eso le tranquiliza y le impide plantearse por qué necesitamos
drogas para seguir manteniéndonos en pie. la señora, amargada, que se
pasó el día fregoteando y se siente machacada por todos, puede descargar su
agresividad sobre «los jóvenes que son todos unos guarros, unos vagos y unos
delincuentes y las jóvenes que son todas unas putas». para que a su vez los
jóvenes puedan reírse de su gordura, su fealdad y su histeria.
Esta es una sociedad de
locura donde todos somos en alguna manera leprosos. donde al personal se le
castra, se le margina, se le machaca, se le impide ser feliz y se le incita
para que a su vez no quiera que los demás se sientan felices. la finalidad
está clara: impedir que tomemos conciencia solidaria. impedir que llegue el
día en que todos los marginados nos rebelemos contra todas las marginaciones,
contra los poderosos que nos hacen tragar marginación. mientras pensemos que
nuestro enemigo es el que está a nuestro lado porque su marginación es
diferente a la nuestra, no podremos ser solidarios con él ni podremos
comprender que es el mismo sistema el que nos margina para dividirnos y
machacarnos mejor.”
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario