Yo vengo de ver, Antón,
un niño en pobrezas tales,
que le di para pañales
las telas del corazón. (Lope de Vega)
un niño en pobrezas tales,
que le di para pañales
las telas del corazón. (Lope de Vega)
Ya tenemos la Navidad a la vuelta de la esquina. Navidad, ese periodo de tiempo durante el cual nos volvemos más sentidos y solidarios, nos conmueve todo
aquello que vaya acompañado de un buen “Adeste fideles”.
El entorno que nos rodea,
se envuelve de una edulcorada bondad que parece que nos hace tener una lágrima, siempre a
punto de salir.
Campañas
benéficas para que los niños pobres dispongan de juguetes. Hijos pródigos que
vuelven al, supuesto, calor hogareño. Ancianos de los que sus hijos se acuerdan,
en un rapto de amor filial, provocado por las fechas…
Ahora el lema sería "pon una injusticia en tu tele", para que la podamos ver desde nuestro sofá y en caso de mucho remordimiento de conciencia hacer un ingreso telemático a la ONG que más vaya con nuestros ideales.
Aunque
aún es noviembre, las estanterías de los supermercados rebosan ya productos
navideños, y en administraciones y bares ondean como banderines de fiesta los
décimos de la lotería.
El spot de la lotería es presentado, cada año, a los medios, con bombo
y platillo, como inicio del ritual navideño. Hace algunos años este anuncio lo protagonizaba un hombre calvo vestido de negro que, mediante un soplo, llenaba de magia, la ciudad.
anuncio de la lotería de navidad 1998
En los últimos tiempos el tema de los anuncios de la lotería ha derivado a lo lacrimógeno, contando historias sensibleras y casi diría
crueles, en las que se juega con la actual precariedad social y las falsas esperanzas
de los compradores de un décimo o de quienes no pueden comprarlo.
Este
año la perversión política en cuestiones sociales, podría resumirse en la
historia de dos nombres de mujer que se han hecho populares en estas fechas de la
antesala navideña, Carmina y Rosa.
Carmina es el personaje protagonista del
anuncio de la lotería nacional, una anciana maestra jubilada que cree haber
ganado la lotería, a la que nadie saca de su engaño. La señora hace alarde de generosidad con toda la gente que
conoce y regala a sus hijos el falso décimo, recibiendo a cambio miradas de piadosa conmiseración.
Rosa es una mujer real, también anciana, que
vivía sola y que ha muerto quemada, en el incendio provocado por una vela que
utilizaba para alumbrarse ya que le habían cortado el suministro eléctrico por
falta de pago.
Las
dos historias tienen mucho que ver, las dos son reflejo de la situación actual
y de la falta de respeto institucional a la dignidad de nuestros mayores. El
anuncio en cuestión está realizado a instancias de un organismo público y
en él se humilla públicamente a una persona, por el hecho de ser mayor.
El otro caso es mucho peor porque no se trata de ficción, en el las instituciones públicas han consentido que una anciana se quede sin luz en su hogar por no tener una pensión digna para poder pagar las necesidades más básicas, esto la ha llevado a la muerte.
El otro caso es mucho peor porque no se trata de ficción, en el las instituciones públicas han consentido que una anciana se quede sin luz en su hogar por no tener una pensión digna para poder pagar las necesidades más básicas, esto la ha llevado a la muerte.
Estamos
perdiendo el verdadero sentido de las cosas y también la sensibilidad. Mientras
todo se inunda de empalagosa sensiblería, llena de campanitas y espumillón que
nos impide ver, o tras lo que nos escondemos, para no ser testigos de la realidad más real.
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