En muchos momentos a lo largo de
la vida he echado de menos tener la certeza de hacer lo correcto, siempre he
tenido que decidir y acertar o equivocarme según pintase la ocasión. La mayoría
de las veces no he seguido los, bienintencionados, consejos que se me daban
para evitar errores y he ido aprendiendo a partir de mis elecciones, más o
menos acertadas. Nadie te da un manual infalible para la vida, a vivir sólo se
aprende viviendo.
Por eso, en lo referente a la
política y en momentos decisivos, a veces, me gustaría ser de derechas, no
dudar, tener claros e inamovibles dogmas a los que ceñirme, y el as en la manga
de la absolución, si cometes alguna falta, mayor de lo normal, que te produzca
culpa. Eso debe de dar una tranquilidad… ¡no me digáis que no!. Pero una se ha
encontrado siempre en la dura disyuntiva de elegir según convicciones éticas
ante las cuales sólo tú misma eres quien puede darte la verdadera paz.
Y, cuando me refiero a ser de
derechas, no me limito sólo a los militantes o simpatizantes de los partidos
identificados como tales, me refiero también a quienes se comportan como si lo
fuesen. Una buena amiga socialista, que vive en otro país, me decía un día: qué
fácil es decir “soy de izquierdas” o “soy socialista” lo difícil es ejercer
como tal, es fácil hablar de socialismo con dos o tres coches en el garaje, dos
o tres viviendas, llevando a los hijos a colegios privados, haciendo uso de la
medicina privada, evadiendo impuestos o apoyando gobiernos injustos. Es muy
fácil hablar del hambre con el estómago lleno.
Ser de izquierdas (algunos
emplean otros significantes con el mismo significado), posicionarse en ese lado
imaginario del conjunto social, significa comprometerse con una serie de
códigos éticos que van más allá de la religión, de los estatutos de partidos y
de las disciplinas de voto.
Elegir estar del lado de la
Justicia social, de la Solidaridad, la Libertad, la Verdad y la
Responsabilidad, es de valientes, porque significa incertidumbre, porque
significa defender lo general por encima de lo particular, con lo que cuesta
eso en la sociedad actual, en la que se nos adiestra en la ideología neoliberal
bajo consignas subliminales “haz lo que sea para conseguir dinero o serás un
fracasado” “se tú mismo, sin importarte los demás” “La incertidumbre es mala,
vota certeza”. Una sociedad en la que “Ser libre” significa poseer, tener,
acumular, cosas que te esclavizan.