28 nov 2023

APRENDIENDO A SER LIBRE

 


Amancio Prada siempre ha sido uno de mis cantantes preferidos. Una de sus obras más hermosas “El Canto Espiritual de San Juan de la Cruz” tardé mucho en escucharla, alimentada por mis prejuicios. La juventud y el apasionamiento que acompañan a la misma, me llevaba más a escuchar canciones comprometidas, algunas prohibidas, que iban más acorde con mis ideas.

En una etapa difícil de mi vida, asistí a un curso de cuerda seca, en él, Chencho, que era el maestro, siempre nos ponía música y él fue quien me alentó a escuchar esa obra musical. Reconozco que esto supuso un cambio en mí, el cambio de aprender a diferenciar el apasionamiento provocado por las canciones que me contaban lo que me gustaba oír, del sereno placer de escuchar otras músicas.

Esta anécdota personal, viene al caso porque hoy pensaba escribir mi columna dejándome llevar por el enfado que me provocan muchas de las situaciones que están pasando en el mundo y más concretamente en nuestro país: la olvidada guerra de Ucrania, el casi olvidado conflicto de Israel y Palestina o las violentas actuaciones de algunos grupos en Madrid.

Pero nada más ponerme a teclear he recibido una noticia que actuado como un bálsamo que ha hecho desaparecer ese malestar acumulado.

El laudino de mi padre, uno de sus instrumentos más queridos y que le ayudó a pasar muchos malos tiempos, como el confinamiento, ha encontrado otras manos que lo han hecho vivir, sonar, de nuevo.

La música siempre fue la gran pasión de mi padre. Él me contaba que, después de trabajar todo el día, siendo aún muy joven, iba a aprender a tocar el laúd con un músico que era ciego.

No recuerdo ningún momento familiar en que, al final, no apareciera el laúd en sus manos. Cuando tocaba, se aislaba, la música lo envolvía y no sé a qué lugar lo transportaba. Hasta el día antes de morir estuvo practicando.

Ningún hijo hemos heredado su talento musical, por eso era muy importante que cuando el ya no estuvo, sus bienes más preciados, que eran sus laudes, fuesen a parar a las manos adecuadas, que lo supiesen valorar y utilizar con el mismo amor que él lo hacía.

Así que, el recuerdo de mi padre y su música han sosegado la inquietud que estos días provocaban en mí cada noticia que leía, referente a situaciones ante las que una no puede hacer nada.

Tomar distancia, aprender a separase de aquello que nos provoca angustia, para ocupar un lugar desde el que poder ver las cosas de otra forma, es un aprendizaje fundamental (aunque, a veces, cueste)

“Bienaventurado el que, dejando aparte su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y justicia para hacerlas” San Juan de la Cruz

“…Blanca te quiero, como flor de azahares sobre la tierra. Pero no mía ni de Dios ni de nadie ni tuya siquiera” Agustín García Calvo

 


14 nov 2023

QUE SÓLOS SE QUEDAN LOS MUERTOS

                   



                                 

La víspera del día de Todos los Santos, fui al cementerio a llevar flores. Esta es otra de las cosas que han cambiado en mi forma de pensar. Sigo creyendo que hay que llevar flores cuando el recuerdo te empuje a ello pero ahora también pienso que el 1 de Noviembre en concreto tiene un significado más social y no por ello menos importante. También siento que hay que tener en cuenta no lo que una mismo piense, si no lo que a tus seres queridos les hubiese gustado.

El cementerio estaba lleno de vida, muchas personas, mujeres en su mayoría, iban de un lado para otro, con flores, cubos de agua, trapos para limpiar y todo lo necesario para honrar el lugar donde reposan sus antepasados. En contraste con todo ese color y vida que vestía al cementerio, y, salpicando el paisaje de vez en cuando, se ven tumbas rotas en las que el abandono y el paso del tiempo ha ido dejando su huella.

Siempre que veo alguna de estas, pienso qué historia habrá detrás; quien estará allí enterrado (a veces la lápida no tiene nombre). Los que reposan en las tumbas más o menos cuidadas imagino que aún tienen quienes pueden contar su historia. ¿Habrá alguien en algún lugar que recuerde la historia de los otros para poder contarla?

Por otro lado cuando visito nuestro cementerio, siempre siento que falta un espacio civil, un lugar para quienes no son católicos y de esa forma hacer que el respeto por las diferentes creencias vaya más allá de la muerte. No sé cuándo esto será realidad, considero que es una necesidad que nadie se atreve a afrontar.

Al regresar a casa puse la televisión y me di de bruces con otra realidad, todas las cadenas (todas) emitían el acto de jura de la Constitución de Leonor, una chica de diez y ocho años recién cumplidos a la que se ha designado como sucesora al trono de España, (en clara contradicción con el artículo 14 del documento ante el que juraba, que dice así “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”). El barniz con que han dado brillo a este acto es la supuesta igualdad entre hombres y mujeres y yo me pregunto ¿el feminismo era esto?

Cuando acabaron las diferentes conexiones con el Congreso de los diputados y con el reparto de pastelitos con la bandera de España, las pantallas se llenaron de zombies, fantasmas y monstruos de toda clase que tomaban las calles y los programas. Las RRSS le pusieron un nombre a esto “Halloqueen”

Esa noche, en casa de mi madre, el sueño brilló por su ausencia. El jaleo de la calle, los gritos y algarabía de Halloween inquietaron a mi madre y a mí me impidieron dormir pensando en todo lo que el día había dado de sí “Que solos se quedan los muertos” decía Bécquer, yo creo que los vivos, algunas veces, también.

                                          



2 nov 2023

LA BASURA Y EL PLANETA

 



En este mes de octubre la salud mental cobra protagonismo, se suceden actos y discursos que ponen en valor la necesidad de una mejor atención y recursos para atender a una población, cada vez mayor, que padece trastornos relacionados con una salud mental en riesgo.

Una tarde vi que, en una cadena privada, estaban retransmitiendo un reportaje sobre unos vecinos  agobiados por la forma de vida de otro vecino, los tertulianos hablaban de síndrome de Diógenes y otras patologías. El tema captó mi atención y me quedé a verlo.

El programa envió a una reportera a la casa del hombre en cuestión, las cámaras grababan la puerta de esta persona, la suciedad y algunos bichos que corrían por la pared. La reportera, micrófono en mano, aporreaba la puerta mientras, desde el plató, la señora presentadora le decía “Ten cuidado con la mano no vaya a ser que te muerda algún bicho”, (como si estuviese abriéndose paso en la jungla).

Este señor no abrió la puerta porque no estaba en casa, entonces salieron a buscarlo a la calle, a la zona de los contenedores de basura donde solía pasar su tiempo, lo interceptan mientras está rebuscando en uno de ellos, le pixelan la cara pero dicen su nombre y apellidos, la “periodista” le dice que sus vecinos están preocupados, él dice que busca algo de comida porque está en paro. Periodista: “yo, viéndote la piel, las heridas y el pelo, tu llevas sin bañarte seis meses” vecino “más, más, pero no se lo digas a nadie”.

Las vecinas comentan que sufren plagas de bichos y malos olores, creen que el hombre tiene problemas mentales y que la ley tiene que hacer algo, está sin tratamiento y necesita que lo cuiden. Una de ellas dice que la situación le ha provocado trastornos mentales y ha tenido que ir al psiquiatra “desde que me levanto hasta que me acuesto pienso en lo mismo, en como quitarnos a este hombre de encima”

La reportera, una de las veces que habla a cámara, dice que la “filosofía de vida” de este hombre es que los bichos también tienen derecho a vivir, que lo que encuentra en la basura son tesoros y que por eso no quiere deshacerse de ellos.

Las imágenes vuelven al plató y después de que cada uno de su opinión al respecto (unas más humanas que otras), la presentadora del programa se dirige a la reportera que estaba en la calle diciéndole: vete de ahí, ese tío lo que es, es un marrano y un asqueroso.

Quizás medir las palabras y pensar antes de decirlas sería importante en el ejercicio periodístico también el respeto a las personas y su intimidad, pero sobre todo investigar el origen del problema no los síntomas.

Es la primera vez que veo este programa y creo que será la última. Unas semanas más tarde esa presentadora recibió, de una editorial vinculada a su empresa, uno de los premios literarios de más “valor” de nuestro país, en concreto un millón de euros.

                                 Laura Sam "Smog"