1 nov 2022

NOCHE DE ÁNIMAS

                                    

 Aprovechando que este periódico saldrá en las vísperas del Día de los Santos, quiero recordar y poner en valor algunas de nuestras tradiciones que han caído en el olvido. El año pasado ya escribí algo sobre este tema pero hoy me quiero centrar en lo relacionado con la “Noche de ánimas”.

Decía el año pasado que me parecía triste que los jóvenes de ahora sepan quien es Freddy Krueger y no sepan quien es Maese Pérez. Entiendo que los tiempos van cambiando y otras costumbres y culturas han llegado a nuestros hogares pero eso no debería significar perder nuestra idiosincrasia y sobre todo, que las generaciones actuales y venideras conozcan las tradiciones y costumbres que nos han legado nuestros antepasados.

El culto a los muertos es algo ligado a todas las culturas desde la Prehistoria, por lo que lo pagano y lo religioso ha ido entremezclándose a lo largo de las diferentes épocas. En nuestra región, en nuestro pueblo arraigó la creencia de que el 1 de Noviembre era el día en que estaba abierta la puerta entre el mundo de los muertos y el de los vivos. Aprovechando esto las ánimas visitaban el mundo de los vivos. Podía ser para pedir el cumplimiento de promesas que no habían podido llevar a cabo estando vivos o simplemente visitar los lugares por los que transitaba en vida.

Cuenta la tradición oral que las ánimas  solían aparecerse en sus hogares, los cementerios o en los campos. Se interpretaba que si se aparecían es porque aún estaban en el Purgatorio y había que decirles una misa, rezar o dar limosnas para ayudarles a salir de él y conseguir llegar al Cielo.

También existían una serie de ritos para recibir a las ánimas, como prepararle una cama de la casa con sábanas limpias (ese día si se dejaba la propia cama sin hacer, ellas se acostaban allí). Encender “mariposas” en un tazón con aceite, rezarle a las ánimas para que te despertaran por la mañana o para encontrar algo que habías perdido. También existía la creencia de que si las ánimas llamaban esa noche a tu puerta es porque se iba a morir un ser querido.

Como vemos en nuestra tierra no es tiempo de monstruos ni de sangrientas matanzas, nuestras ancestrales costumbres tienen más que ver con el recuerdo de los difuntos, muchas veces desde la superstición y las creencias religiosas.

Hace un tiempo leí que en la huerta de Murcia existía una tradición que se parece mucho a la que ahora está de moda en la noche de Halloween. Se llamaba “La orillica del quijal”, en ella grupos de zagales iban de casa en casa diciendo “dame la orillica del quijal, si no me la das te rompo el portal”, los huertanos les daban las verduras o frutos que crecían en la orilla de sus bancales o acequias.

Recuerdo que siendo yo niña, se hacía la “Misa de Ánimas”, en la madrugada entre el día uno y dos de noviembre (noche de las ánimas) a esa misa solían ir todas las mujeres del pueblo. Una de esas noches me desperté cuando mi madre se iba, la imagen de mi madre, saliendo de casa de madrugada con el velo en la mano y acompañada de las vecinas siempre la recordaré.

Nuestra región, como todas las regiones de nuestro país, es rica en leyendas y creencias que forman nuestro patrimonio, ese que se ha transmitido de forma oral de generación en generación. Considero que es una responsabilidad de los más mayores hacer que todas estas historias no se pierdan y compartirlas en nuestro entorno con las generaciones actuales.



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