Dicen que el tiempo es relativo y que es algo diferente para cada uno. Durante la feria que acaba de terminar he reflexionado bastante sobre el paso del tiempo, como van cambiando las cosas unas para bien y otras no tanto. Por cierto y en relación al nuevo recinto ferial, parece que no ha ido nada mal. Los días previos a la inauguración, por las tardes, la zona del recinto se llenaba de gente paseando bebés o sacando al perro, nunca he visto tanta gente paseando por allí, la curiosidad era palpable.
Relacionando la feria y el
tiempo, he sentido nostalgia, añoranza y hasta tristeza por la diferencia que
este año he notado en la música que se escuchaba desde que comenzaban las
atracciones, los chiringuitos y en algunos conciertos; el reggaetón se ha
escuchado a todas horas. Acepto pero no comprendo que una música tan simple y
con letras tan ofensivas, la mayoría de ellas, para las mujeres, haga furor
entre jóvenes y no tan jóvenes en pleno siglo XXI. Es que si os dais cuenta los
asistentes bailan y cantan, con deleite, absolutas barbaridades.
Luego nos echamos las manos a la
cabeza cuando vemos las imágenes de cierto colegio mayor universitario donde
los alumnos hacían alarde de sus instintos más primarios tratando a las alumnas del colegio de enfrente (ambos
colegios religiosos) como objetos o diría que incluso como a animales. Y como
las chicas han defendido a los chicos normalizando lo ocurrido y diciendo que
toda la publicidad del caso era desproporcionada y que los chicos lo estaban
pasando mal. Tenían razón, les ha extrañado tanta repercusión, cuando, al
parecer, es una práctica habitual de años y años, ante la que nadie ha alzado
la voz. Si no llega a ser por esa persona que grabó la escena escalofriante,
hubiera pasado desapercibida como otros muchos años y, estoy segura, que en
muchos otros colegios.
Al final todo ha quedado como una
acción de mal gusto, de la que han hecho
responsable a un chico. Ahora, eso sí, están apareciendo cantidad de
testimonios de antiguos alumnos y de personas conocedoras de estas prácticas
que aprovechan el momento para escribir sus experiencias. Y una acaba
comprendiendo porqué luego aparecen “manadas”. Cuando ocurren estas cosas me
pregunto si tenemos salvación como sociedad y hacia dónde vamos.
Podemos comprobar que el
machismo, como el fascismo es algo latente que se disfraza y disimula con
apariencias de lo más diferentes, casi siempre incitando a no pensar y a hacer
creer que la libertad es cualquier cosa.
Los medios de comunicación,
todos, ya no hablan de eso. Esta última semana han puesto el acento informativo
en los 59 segundos que tuvo que esperar el rey al presidente del gobierno para
dar comienzo a la celebración del acto del día de la Hispanidad. El tiempo de
algunos es tan valioso que 59 segundos suponen un problema casi nacional. El
tiempo es relativo y la importancia de las personas también. Y pienso en los
años que llevan tantas familias esperando saber dónde están enterrados sus
familiares, víctimas de la guerra. ¿Por cuánto habría que multiplicar 59?
No hay comentarios:
Publicar un comentario