1 nov 2022

59 SEGUNDOS

                                        

Dicen que el tiempo es relativo y que es algo diferente para cada uno. Durante la feria que acaba de terminar he reflexionado bastante sobre el paso del tiempo, como van cambiando las cosas unas para bien y otras no tanto. Por cierto y en relación al nuevo recinto ferial, parece que no ha ido nada mal. Los días previos a la inauguración, por las tardes, la zona del recinto se llenaba de gente paseando bebés o sacando al perro, nunca he visto tanta gente paseando por allí, la curiosidad era palpable.

Relacionando la feria y el tiempo, he sentido nostalgia, añoranza y hasta tristeza por la diferencia que este año he notado en la música que se escuchaba desde que comenzaban las atracciones, los chiringuitos y en algunos conciertos; el reggaetón se ha escuchado a todas horas. Acepto pero no comprendo que una música tan simple y con letras tan ofensivas, la mayoría de ellas, para las mujeres, haga furor entre jóvenes y no tan jóvenes en pleno siglo XXI. Es que si os dais cuenta los asistentes bailan y cantan, con deleite, absolutas barbaridades.

Luego nos echamos las manos a la cabeza cuando vemos las imágenes de cierto colegio mayor universitario donde los alumnos hacían alarde de sus instintos más primarios tratando  a las alumnas del colegio de enfrente (ambos colegios religiosos) como objetos o diría que incluso como a animales. Y como las chicas han defendido a los chicos normalizando lo ocurrido y diciendo que toda la publicidad del caso era desproporcionada y que los chicos lo estaban pasando mal. Tenían razón, les ha extrañado tanta repercusión, cuando, al parecer, es una práctica habitual de años y años, ante la que nadie ha alzado la voz. Si no llega a ser por esa persona que grabó la escena escalofriante, hubiera pasado desapercibida como otros muchos años y, estoy segura, que en muchos otros colegios.

Al final todo ha quedado como una acción de mal gusto,  de la que han hecho responsable a un chico. Ahora, eso sí, están apareciendo cantidad de testimonios de antiguos alumnos y de personas conocedoras de estas prácticas que aprovechan el momento para escribir sus experiencias. Y una acaba comprendiendo porqué luego aparecen “manadas”. Cuando ocurren estas cosas me pregunto si tenemos salvación como sociedad y hacia dónde vamos.

Podemos comprobar que el machismo, como el fascismo es algo latente que se disfraza y disimula con apariencias de lo más diferentes, casi siempre incitando a no pensar y a hacer creer que la libertad es cualquier cosa.

Los medios de comunicación, todos, ya no hablan de eso. Esta última semana han puesto el acento informativo en los 59 segundos que tuvo que esperar el rey al presidente del gobierno para dar comienzo a la celebración del acto del día de la Hispanidad. El tiempo de algunos es tan valioso que 59 segundos suponen un problema casi nacional. El tiempo es relativo y la importancia de las personas también. Y pienso en los años que llevan tantas familias esperando saber dónde están enterrados sus familiares, víctimas de la guerra. ¿Por cuánto habría que multiplicar 59?

 



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