Mahisa Amini fue arrestada por la
“policía de la moral” cuando salía del metro en Teherán, fue acusada de violar
la ley que obliga a las mujeres a cubrirse el cabello con un velo, los brazos y
piernas con prendas holgadas, no usar cosméticos, no usar pantalones vaqueros
rasgados ni ropa de colores brillantes.
Después de varios días detenida,
Mahisa, falleció a causa de las heridas recibidas durante su detención. El
gobierno iraní ha declarado que sufrió un paro cardiaco mientras estaba a la
espera de ser educada por los elementos policiales correspondientes. La ONU ha
recibido numerosos testimonios en video, de las actuaciones de dicha
“policía de la moral” tratando
violentamente a otras mujeres que, según la ley, no vestían adecuadamente.
Estas patrullas policiales llevan en activo desde la revolución islámica de
1979. Su cometido consiste en detener a las personas (principalmente mujeres)
que no cumplen el código de vestimenta conservador, para “promover la virtud y
prevenir el vicio”. Estos grupos están compuestos por cuatro agentes masculinos
y dos mujeres vestidas con chador (velo que cubre cabeza y cuerpo). Hacen
guardia en lugares concurridos como centros comerciales, metro y también en los
centros universitarios.
Una vez localizadas las personas
que no se ciñen a la norma impuesta, son conducidas a correccionales donde se
les alecciona como deben comportarse con moralidad. Se les suele liberar el
mismo día, siendo entregadas a un familiar varón. Según la gravedad del delito los
castigos pueden incluir: multa, prisión o flagelación.
“…nos dijeron que era para
proteger a las mujeres, porque si no se visten adecuadamente, los hombres
podrían ser provocados y hacerles daño” (declaraciones de un miembro de la
“policía de la moral” a la BBC). De esta misma manera se actúa en otros países
como Arabia saudita, Sudán o Malasia.
Sigo con atención estas noticias relacionadas con las mujeres y con quienes se arrogan el derecho de decidir sobre ellas, haciéndolas a la vez responsables de las acciones violentas que se ejercen contra ellas mismas. Sin pensar me viene a la cabeza algo leído recientemente.
Con motivo de un estudio que estoy realizando, he consultado
varias publicaciones antiguas de nuestro pueblo. En una de ellas encontré algo
relacionado, en este caso, con los vestidos de las niñas: “QUEJAS DEL CORAZÓN
DE JESUS: ¡Qué angustia oprime mi Divino Corazón cuando veo por las calles,
templos y paseos, las pequeñitas de vuestros hogares, mancilladas
inconscientemente por una moda inicua de impudor y desnudez! ya que los grandes
me abandonan ¡oh madres! Conservadme ese tesoro, las pequeñitas, cubridlas,
vestidlas, no profanéis esos lirios con modas de vergüenza. ¡Por mi sangre, por
mis espinas, alargad el velo de la modestia, cubrid su carne virginal! Os hago
responsables de mis lágrimas, os aguardo ante mi tribunal, donde me diréis
quien pesa más: si el mundo o vuestro Dios”(revista parroquial “Amor y
Esperanza” años veinte del siglo XX)
(Artículo publicado en el número 1.262 del periódico Infolínea)
En Irán cortarse el pelo es señal de duelo. Actrices francesas hacen lo propio en protesta por la muerte de la joven iraní.
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