26 abr 2022

¿YO QUIERO QUE A MI ME ENTIERREN COMO A MIS ANTEPASADOS?

                                        



“Yo quiero que a mi me entierren, como a mis antepasados, en el vientre oscuro y fresco de una vasija de barro…” Vasija de barro. Atahualpa Yupanqui.

La muerte de mi padre ha hecho que reflexione mucho y me replantee algunas cosas, una de ellas ha sido, lo necesarios que son los ritos que rodean a este triste suceso. A la muerte, aunque camina con nosotros, nunca la miramos a la cara y cualquier cosa relacionada con ella la vemos en la distancia. Si muere alguien conocido, lo velamos, lo despedimos en su entierro y lloramos su ausencia. Todo esto, ahora, ha adquirido para mí una dimensión diferente.

El velatorio es un acto de despedida y de demostración del amor que de una u otra forma se tenia por la persona fallecida, se recuerdan momentos vividos y anécdotas, la vida está muy presente en este acto. Es también (sobre todo en estos momentos postpandemia) un acto de reencuentros con muchas personas que hacía tiempo que no veías o de conocimiento de gentes que conocían al difunto y eran absolutamente desconocidas para ti. El velatorio se convierte en un momento donde se habla del familiar de diferentes maneras que ayudan a iniciar el duelo.

Para los entierros siempre he sido reticente, no le daba demasiada importancia al donde y al cómo. Esta es otra de las cosas sobre las que he cambiado mi forma de pensar. Sí tiene importancia, y mucha, el que haya un lugar donde los seres queridos estén después de muertos, creo que otorga cierta paz y tranquilidad a la vez que, de alguna forma, se honra su memoria.

Durante mucho tiempo he pensado que me daría igual mi destino cuando muriese. Ahora me doy cuenta de que, si me importa y que no tengo derecho a negar a mis descendientes un lugar donde, si quieren, puedan ir a visitar el sitio donde reposen mis restos. Los seres humanos tenemos la necesidad y el deber de trascender más allá de la vida, es lo que le debemos a nuestros hijos y nietos.

Y aunque la memoria es el lugar en el que siempre vivirán nuestros familiares y amigos queridos, considero necesario ese otro lugar físico que nos invita a la reflexión, a recordarlos y a que sean recordados.

En nuestro pueblo hay una ausencia que estos días de duelo, en los que inevitablemente se piensa en la propia muerte, se me ha hecho más visible y necesaria que nunca. Me refiero a un lugar público donde enterrar a quienes no son católicos o simplemente no profesan ningún credo. Me parece una negación de los derechos de estas personas el que tengan que ser enterrados en un entorno que pertenece a una institución religiosa determinada, cuando vivimos en un país democrático y laico (supuestamente).

Las honras fúnebres de mi padre han sido realizadas acorde con sus creencias religiosas y eso me da paz al sentir que se ha respetado su voluntad.

Me gustaría tener la posibilidad de elegir, para cuando llegue mi hora, el lugar donde quedarme para siempre, un cementerio público en el que todos tengamos cabida.

 (Artículo publicado en el número 1.242 del periódico Infolínea)

                                                  Preciosa versión de la canción "vasija de barro" (Inti Illimani)

                                                   



 

19 abr 2022

UN MUNDO IMPLACABLE

 

Dibujo: "Día mundial del refugiado" (Cáritas)

“La civilización es algo sin consistencia que se resquebraja fácilmente. No han influido en la vida, suavizándola, ni la religión, ni la cultura. El hombre en la guerra es tan cruel y salvaje como lo era en la Edad De Piedra… ¡Qué salvajismo! ¡Qué odio tan atroz! Un odio que persiste y estallará otra vez, un día cualquiera, sin saber cuándo ni como, dando la sensación de que no se acabará nunca” (Pio Baroja. Miserias de la guerra).

Desde hace unas semanas he estado apartada de las noticias sobre lo que ocurría en el mundo, (la muerte cercana puede provocar un sufrimiento tan grande que todo lo invade y no deja lugar para otra cosa).

El escenario que me encuentro, cuando el interés por lo que sucede se va abriendo paso, no puede ser más desolador. Desde donde alcanza mi memoria, casi siempre sabía de qué lado situarme ante un conflicto, según mis ideas sobre lo que es justo y lo que no lo es. He estado con el gobierno de la II República, con el ejercito aliado de las IIGM, con el gobierno de Allende, con el Pueblo palestino, con los saharauis… 

Pero ahora me siento perdida, en esta guerra que poco a poco invade nuestras vidas no encuentro la manera de comprender a ninguna de las partes implicadas. No soy capaz de posicionarme, no encuentro la razón por ningún lado. Leo y veo noticias sobre los enfrentamientos y os juro que no entiendo nada, es como si hablasen un idioma que no soy capaz de traducir. No escucho ni una sola palabra sobre desarme, tampoco reconozco ideas nobles y humanas. Solamente recibo una intención solapada de sembrar el miedo para que sigamos aferrados a este modo de vida que la pandemia no ha logrado arrebatarnos del todo.

Vuelven a verse estanterías vacías de productos en los supermercados, al lado de carros de la comprar llenos hasta los topes del producto que ese día han avisado los medios que va a escasear. Como si la vida dependiese de un tipo de aceite o de una marca de yogures determinada.

Durante este periodo de aislamiento informativo del que hablaba al principio, y en una noche repleta de insomnio, me llegó de manera casual el título de una película de los años 70, “Network, un mundo implacable” de Sidney Lumet. En ella se habla de manera casi visionaria, sobre lo que serían…y ahora son, los medios de comunicación, brazos ejecutores de la siembra del miedo y la desinformación. Hace poco empezamos a enterarnos de quienes se habían enriquecido a costa de la Pandemia y del sufrimiento de la gente; no se cuánto tiempo pasará para que sepamos quién ganará, en términos económicos, la contienda actual. De esta guerra solo sé quién la inició, me falta saber quién tiene interés en pararla.

Por eso mi lugar está afuera de cualquier gobierno y su ejército, mi sitio está con quienes no han podido elegir, con las personas que de uno y otro lado se han visto inmersas en un enfrentamiento de Amos Poderosos que no ocupan ni un minuto de su tiempo en ocuparse de las cifras que suman las vidas perdidas, desalojadas, huidas. Amos que sólo tienen un interés, multiplicar ganancias y dividir a la Humanidad.

 (Artículo publicado en el número 1.241 del periódico Infolínea)

 "Network, un mundo implacable"