25 ene 2022

BLUE MONDAY

 



Hay personas que, sin pretenderlo, trascienden, pasan a formar parte de la historia de su pueblo y de muchas de las personas con las que se relacionaron a lo largo de su vida. Juan José Cánovas, el alcalde de Totana, es un ejemplo de esto.

A su intachable actuación en la política a lo largo de tantos años, que culminó con su elección como alcalde de un pueblo devastado por la corrupción, poco queda que añadir, estos días se ha dicho casi todo. De su labor humanitaria y generosa en escenarios conflictivos se sabe menos, pero está ahí, para todo el que quiera conocerla. Participando en acciones internacionales: como escudo humano en Irak para intentar parar la guerra o visitando los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila.

El día de Nochebuena, Juan José ingresó en la UCI después de estar unos días hospitalizado por Covid. Desde que me enteré de ello un mal augurio me acompañó cada día, yo sabía de su lucha de años contra un enemigo silencioso que lo ponía a prueba de vez en cuando. En este tiempo que ha pasado hasta el triste desenlace, he recordado muchas cosas de él.

Personalmente he tenido a Juanjo como un referente político, más aún cuando me embarqué en la tarea de concejala durante ocho años. Por aquel entonces yo trabajaba en el restaurante Coquus de nuestro pueblo. Era habitual ver aparecer a Juanjo los domingos por la mañana para leer el periódico y almorzar, en esas visitas siempre había un momento para charlar y ponernos al corriente de la actualidad social. Recuerdo cuando aparecieron los partidos de la “Nueva Política”, a mis opiniones esperanzadas e ilusionadas siempre ponía, como quien no quiere la cosa, el contrapunto sosegado y reflexivo de quien ya ha vivido muchas ilusiones. Estas charlas hacían, a su vez, que después, me quedara dando vueltas al asunto, dejando a un lado la impulsividad inicial.

He admirado y admiro muchas cosas de él: su valor para afrontar tareas casi imposibles tanto en el ámbito político como en el personal; su lealtad y coherencia a los ideales de izquierdas a pesar de los pesares; su carácter dialogante y tolerante y, sobre todo, su lealtad y compromiso con el pueblo de Totana, que fue su prioridad hasta el último momento.

Muchas personalidades de diferentes ideologías y credos tanto del del ámbito regional como nacional han expresado estos días su pesar por la muerte de Juanjo. ¡Con lo necesitados que estamos de personas como el, sobre todo en política!. Echaré de menos leer en Facebook las publicaciones que compartía casi a diario, poemas, reflexiones personales y ese cariñoso homenaje que hacía a las comidas caseras tradicionales.

Escribo esto un lunes, lunes triste en el que se ha llevado a cabo la despedida de un pueblo a su alcalde, a su amigo.  Siempre lo recordaré como la autoridad que, en unos días críticos y dolorosos para su pueblo, durante el confinamiento por la pandemia, firmó un Bando gracias al cual el Ratoncito Pérez podría circular libremente por el municipio para visitar a los niños. Como el mismo decía en ese bando “El ratoncito Pérez no puede contagiarse que eso sólo nos pasa a las personas”. ¡Hasta siempre, compañero!

                                            


 (Artículo publicado en el número 1.230 del periódico Infolínea)

18 ene 2022

NO MIRES ARRIBA

                                           



Como ya sabréis los que leen este periódico y le echan una ojeada a lo que escribo, muchas veces hablo de cine, de películas que por algún motivo han llamado mi atención. En las pasadas navidades la sexta ola me hizo, por precaución, aplazar un viaje que tenía previsto, así que el tiempo que pensaba dedicar a estar con la familia los empleé en leer y ver películas.

Por esos días se estrenó en Netflix la supuesta comedia “No mires arriba” me atrajo sobre todo el elenco de actores y actrices que la protagonizaban.  La vi porque no tenía ganas de calentamientos de cabeza y me apetecía ver algo entretenido. Me gustó, aunque me costó encontrarle el punto ese de comedia que te prometían al anunciarla. El argumento va de como los políticos y casi toda la sociedad hacen caso omiso a unos científicos que advierten del inminente impacto de un meteorito que acabaría con la vida en la tierra. (No cuento más y os animo a verla). Sin querer adviertes el paralelismo que hay entre ese argumento y lo que estamos viviendo en estos últimos años. Por eso, lo de “comedia” no acabó de encajarme, las sonrisas que me produjeron algunas situaciones también me dejaron un poso de tristeza.

Con el año nuevo apareció una entrevista publicada en un periódico británico el 26 de diciembre a un ministro de nuestro país que ha generado un aluvión de criticas al mismo. Al parecer dicha entrevista no se ha publicado íntegramente y lo publicado da una versión sesgada de lo que en realidad quiso decir este ministro. Hasta aquí todo normal dentro de la anormalidad de las noticias falsas o mal interpretadas.

Pero….¿era necesario, en estos momentos, entrar al trapo tan oportunamente sacudido para beneficio de algunos?  Considero que ante una noticia que sólo sirve para hacer daño al gobierno de coalición, habría que haber pasado de puntillas y no tirarse y retozar en el lodazal que hábilmente se les ha puesto a los pies. Y… ¿era necesario que la otra parte del gobierno salga, a toda prisa a dejar claro que no están de acuerdo con la declaración que ha provocado la discordia? ¿Tanto cuesta mantener la boca cerrada? Hay un dicho que dice que “se tarda dos años en aprender a hablar y sesenta en aprender a callar”, quizás la juventud del actual gobierno es su mayor virtud y su mayor defecto.

La torpeza política es el pan nuestro de cada día. En este caso la torpeza de la coalición de izquierdas, salvo honrosas excepciones como es el caso de la ministra de trabajo, le está haciendo el “caldo gordo” a la oposición que se ha limitado a mover el estercolero para recoger beneficios y que no se hable de sus continuas barrabasadas.

En “No mires arriba”, no querer ver la realidad y mirar para otro lado por parte de los dirigentes es el hilo argumental. En el caso que hoy comento podríamos decir que, si miran al sol directamente, sin filtros, nuestros políticos pueden quedarse ciegos. En el termino medio está la virtud, o eso dicen. Como casi cada semana desde que comenzó la pandemia, hago hincapié en la excepcional situación que vivimos y en la muy probable gravedad de sus consecuencias económicas que podremos comprobar en pocos meses. Por ello vuelvo a preguntar ¿era necesario este circo de dimes y diretes? Mas hacer y menos hablar.

"Nuestros progresos en la industria y las ciencias exactas son incontestables; pero no por ello la civilización corre menos hacia su ruina. Declina en cuatro puntos: Materiales: 1. Ruina de los bosques, fuentes y montañas. 2. Deterioro de los climas.

Políticos: 1. Espíritu mercantil y fiscalidad crecientes. 2. Fermentación revolucionaria y deuda pública. Esto es degenerar en cuatro sentidos pese al progreso de las Luces". Charles Fourier, socialista utópico (1772-1837).

 

"No mires arriba" (basada en hechos reales que no han pasado)

                                             


 (Artículo publicado en el número 1.229 del periódico Infolínea)

12 ene 2022

2022 ¿PRINCIPIO DEL FIN?

                               



             


Ahora todo cuesta más trabajo. Hasta hacer un resumen del año parece una tarea digna de Sísifo. Quiero escribir en modo esperanzador y a poco que me descuido me deslizo por la pendiente del agobio y la angustia.

Y es que 2021 ha sido un año de altibajos, caracterizado y marcado por la pandemia que sigue activa a nivel global. Durante doce meses se han ido alternando campañas de vacunación y olas de contagios, esos vaivenes nos han zarandeado mental y físicamente a todos, aunque las personas mayores y dependientes hayan sido quienes han salido más perjudicadas.

Intentando mirar desde la distancia, puede comprobarse que lo que ha ido sucediendo este último año supera cualquier guion apocalíptico: nevadas intensas, ataque al Capitolio, los talibanes toman el poder en Afganistán, la crisis migratoria con Marruecos, erupción de un volcán en la isla de La Palma. Todo esto con las diferentes variantes del Covid 19 de fondo. En este escenario es muy fácil dejarse llevar por las teorías de los conspiranoicos y negacionistas. Lo irreal parece más creíble que la propia realidad.

Pero la vida acaba por ejercer su poderoso influjo y, ladeando todo este lastre, aparecen otras cosas. En primer lugar, tengo que poner las diferentes vacunas que han conseguido la supervivencia de millones de infectados, otros logros conseguidos y destacables son la aprobación de la ley de la eutanasia o la reforma laboral.

En un orden de cosas distinto, estamos viendo como la salud mental de nuestra sociedad ha roto la barrera que la mantenía escondida, el estrés pandémico a hecho saltar por los aires la mayoría de los problemas ocultos y ocultados, poniendo de relieve la necesidad de una mayor infraestructura pública que proteja y acompañe a quienes padecen cualquier trastorno relacionado con esta parte tan importante de nuestra salud y de nuestra vida.

Por último, está la nueva variante del Covid, la llamada Ómicron; hay quienes la ponen en el lado peor por su grandísimo poder de contagio, sin embargo, esto mismo puede ser la solución del problema. Su alta capacidad de propagación unida a una muy baja letalidad podría lograr el grado de inmunidad que el mundo necesita.

Conforme avanzo con el escrito veo como mi balanza imaginaria va poco a poco equilibrándose. Habrá que seguir aprendiendo a navegar con la angustia y la incertidumbre y mirar hacia adelante eligiendo bien los recursos que nos mantengan a flote.

Ahora que acabamos de salir de las fiestas navideñas (siguen siendo diferentes a las que estábamos acostumbrados) y que entramos de lleno en un nuevo año, no me atrevo a decir aquello de “Año nuevo, vida nueva” o lo de “Próspero año nuevo” los dos últimos años nos ha dejado bien claro que sólo son frases hechas, sin embargo, sí que creo que debemos, por un lado, reflexionar sobre todo lo que nos está pasando y, por otro, arremangarnos para seguir construyendo lo por venir.

“Toda fiesta celebra a la vez un duelo y un pacto. El primero es por algo perdido: los que no están, lo que no se logró. Y el pacto es un nuevo arreglo con la divinidad, sea Dios, la vida, la contingencia, el estado de las cosas, lo irremediable, lo imposible, etc. En ambos casos nos sigue convocando a desafiar el futuro” S. Freud, 1896, “Un cuento de Navidad”

"Qué será, será"

                                           


 (Artículo publicado en el número 1.228 del periódico Infolínea)