28 oct 2020

PONGAMOS QUE HABLO DESDE MADRID -III-


 


Comienza la segunda semana de Estado de Alarma en Madrid. Desde aquí no dejo de estar pendiente de las noticias de Murcia, concretamente de Alhama. En la distancia, acompaño a personas que me importan en la inauguración de la Exposición “Zangamanga 11” y el acto de conmemoración por el “Dia Mundial del Cáncer de mama”, este año los dos eventos han sido diferentes, como todo.

En el resto del país el Coronavirus sigue haciendo estragos que desde la política se afrontan con agrios enfrentamientos en el congreso, durante los cuales parece que cada uno de los intervinientes va a escucharse a sí mismo y sus ocurrencias.

Si ampliamos el ámbito geográfico vemos que en Europa se empiezan a adoptar, en algunos países, medidas restrictivas como el toque de queda, ante la imposibilidad de frenar al virus y a los ciudadanos. La Comunidad de Madrid se plantea pedir al gobierno que adopte esta medida para todo el territorio nacional.

Estados Unidos merece una mención aparte, una nación inmersa en plena campaña electoral con un presidente inmerso en su propio delirio que advierte a sus votantes: “Si gana Biden escuchará a los científicos”. Entre unas cosas y otras ya son cuarenta millones los contagiados en el mundo, más de siete millones en Europa, un millón de ellos son de España.

Nada tranquilizadoras las noticias que a diario conocemos. Nada halagüeño el futuro más cercano. En nuestra región comienzan a anunciarse la cancelación de actividades relacionadas con la Navidad. Las fiestas familiares no serán como siempre y tenemos que ir haciéndonos a la idea.

De momento estamos rodeados de incertidumbre. La sociedad que vivía una eterna e infantil adolescencia tiene que enfrentarse de golpe con lo que significa ser un sujeto adulto, sujeto a las vicisitudes de la vida.

¿Quién, en estos momentos, no echa de menos ser niño y que sean tus padres quienes decidan por ti, con la tranquilidad de que elegirán lo adecuado?. Nos hemos hecho mayores de golpe, los padres han desaparecido, el mundo conocido se ha vuelto inhóspito, nos encontramos desorientados y sin una brújula que nos indique el Norte.

Se habla de un cambio de paradigma social, queramos o no vamos abocados a ello. Ahora se trata de ir armándonos de estrategias individuales y colectivas que nos permitan seguir adelante después de sufrir el inevitable duelo.

Escribo por la mañana, llueve. Mezclada con el sonido de la lluvia escucho la voz de una niña que va al colegio “que llueva, que llueva, la virgen de la cueva….” El sonsonete dulce de la voz infantil es como una ráfaga de esperanza.

Espero que mi próximo escrito lo haga ya desde Alhama, el Estado de Alarma acaba este viernes. Para despedirme de Madrid lo haré con las palabras de don Pedro Calderón de la Barca, otro gran escritor madrileño que reflexionaba así sobre la vida: “¿Que es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”.

  (articulo publicado en el número 1.172 del periódico Infolínea)

22 oct 2020

PONGAMOS QUE HABLO DESDE MADRID -II-

 



Sigo en Madrid, ahora por causas ajenas a mi voluntad ya que me ha pillado la declaración de Estado de Alarma a pocos días de mi vuelta.

Lo que se está viviendo en Madrid es inaudito. El atrincheramiento ideológico de sus dirigentes ante una situación tan grave como lo es esta pandemia no tiene explicación lógica. Están llevando hasta consecuencias extremas el intento de acoso y derribo, hacia el gobierno de la nación, que comenzó al día siguiente de que este ganara las elecciones. La actual presidenta regional se ha auto erigido como la heroína que lucha contra la pérfida izquierda, a costa de lo que sea.

Si no fuera por que la vida de muchas personas se está quedando en el camino y otras muchas están en grave riesgo, todo esto parecería una especie de sainete, de aquellos que hacían las delicias de los madrileños de otras épocas y que con tanta gracia escribía Don Carlos Arniches. Sainete en el que las decisiones, de tan exageradas, parecen caricaturescas. Decir una cosa y la contraria, incomprensibles decisiones jurídicas, información falseada, datos modificados haciendo trampas dignas de un trilero. Todo ello acompañado de puestas en escena casi teatrales que dan ganas de reír, por no llorar.

Mucho ha tardado el gobierno en dar un golpe en la mesa y decir ¡Basta!. Al parecer no lo ha hecho antes en aras del diálogo y la negociación política. Creo, como ya he dicho, que ha tardado demasiado. Cuando no hay voluntad de llegar a acuerdos por cualquiera de las partes y cuando de esos acuerdos dependen vidas humanas, no hay negociación ni espera que tenga sentido.

En medio de estas tropelías políticas, pero sobre todo después de la decisión gubernamental de declarar el Estado de Alarma que afecta a todos los barrios (también los de los ricos), se hacen notar, cada vez con mas fuerza, quienes añoran un pasado perverso que algunos de ellos ni siquiera conocen.

La otra mañana apareció, la estatua de Largo Caballero que esta situada en Nuevos Ministerios. llena de pintadas que decían “¡asesino! y ¡rojos, no!”. Son frecuentes pequeñas manifestaciones de exaltados que sacan a pasear la bandera como si fuese de su propiedad y, después de largo tiempo entre alcanfor, tuviesen que orearla. Hace muchísimo tiempo que yo no escuchaba vivas a Franco.

Cuando escribo esto, es lunes 12 de octubre, los actos institucionales conmemorativos de este día se llevan a cabo entre un ambiente protocolario, tenso y reducido por causa del Coronavirus. Hace un momento cinco coches ondeando banderas rojigualdas han pasado bajo mi ventana, camino de la “Caravana por la Libertad” que ha convocado el partido de extrema derecha.

Por otro lado, durante el puente del Pilar, la policía municipal ha desalojado doscientas veinticinco fiestas ilegales, algunas con mas de ochenta personas, en pisos y casas particulares.  ¡En pleno Estado de Alarma!

Se dice que cuando el horror y el ridículo se unen, surge el esperpento esto me lleva a este otro ilustre autor que recreo su obra “Luces de bohemia” en los ambientes más sórdidos de las calles madrileñas, de la mano de “Max estrella”. Pues, como diría Don Ramón María del Valle Inclán: “La miseria del pueblo español, la gran miseria moral, está en su chabacana sensibilidad ante los enigmas de la vida y de la muerte” “Una tragedia tiene algo de solemne, serio, trascendental, elegante, elevado, pero en España cualquier tragedia sufre una transformación grotesca……… Los héroes clásicos han venido a pasearse al Callejón del Gato”.

"Madrid amanece". Hilario Camacho



 (articulo publicado en el número 1.171 del periódico Infolínea)


14 oct 2020

PONGAMOS QUE HABLO DESDE MADRID



 


Desde hace algunos días me encuentro en Madrid. Quizás no sea el lugar más seguro, si es que hay alguno en estos momentos, lo que si es verdad es que lo que está pasando en esta comunidad es el retrato, aumentado, de lo que está pasando en toda la sociedad española, como consecuencia del Covid 19.

Aunque con los medios de comunicación actuales, estemos donde estemos, conocemos las noticias que ocurren en cualquier parte del mundo en tiempo real, dependiendo del lugar físico en que te encuentras unas toman más relevancia que otras.

Estando en Madrid no puedo evitar estar pendiente de Alhama y su situación, que me preocupa. Me entero de que la vecina Totana vuelve a la fase uno y parece que esto no tiene fin. En los pueblos las clases sociales, aparentemente, no se diferencian mucho. Sin embargo, estoy convencida de que la evolución de la pandemia va muy relacionada con las desigualdades.

El influjo de Madrid me hace recordar a Galdós y me doy cuenta de que sólo hemos cambiado en un aspecto respecto a la época que el reflejaba en sus episodios y novelas. Dejando aparte todo lo relacionado con las innovaciones tecnológicas los seres humanos no nos diferenciamos mucho de aquel entonces.

Las nuevas normas vigentes en Madrid impiden que uno de los sectores de la población, el que vive en los barrios obreros, salga de casa si no es para trabajar. Por las mañanas los parques de zonas no confinadas se llenan de niñeras que pasean a los bebés y niños de las familias pudientes, las mismas niñeras que, al volver a su casa, tendrán que lidiar con lo injusto de que sus propios hijos no puedan ir al parque del barrio. Las distancias entre clases sociales, en las grandes ciudades, se manifiestan de forma evidente.

Cuando toca vivir épocas de crisis, las mujeres y sobre todo las mujeres trabajadoras, sufren las consecuencias más que nadie; esta del coronavirus no podía ser una excepción. Las Jacintas se mantienen en su estatus, las Fortunatas aumentan en cantidad y, además, empeoran su calidad de vida.

Durante la anterior “normalidad” las desigualdades quedaban tapadas porque todos podíamos comprar, unos en El Corte Inglés y otros en el chino del barrio. Todos podíamos salir a comer fuera de casa, unos en Mc Donalds y otros en el restaurante de moda. Consumir es una gran manera de intentar tapar lo que nos falta y de calmar de forma rápida la humana inquietud. Ahora las familias más desfavorecidas ven, de manera descarnada, la realidad de su situación.

Mientras la clase política (de cualquier signo) parece que “anda a por uvas”, lo que nos convierte en huérfanos de seguridad a la mayoría de los ciudadanos. El panorama es bastante desalentador y se echa de menos alguien que pise la tierra, que sea capaz de ver la realidad que se vive en la calle, en los barrios.

Vuelvo a Galdós, el escritor por excelencia del Realismo español, que describía en sus obras una sociedad de clases sociales diferenciadas en un entorno político incierto, parecido, salvando las distancias, al que sufrimos en la actualidad.

“Lo previsto no ocurre jamás, sobre todo en España, pues por histórica ley, los españoles viven al día, sorprendidos de los sucesos y sin ningún dominio sobre ellos” (`Miau´ Benito Pérez Galdós).

¿Quién será el cronista o la cronista que cuente el “Episodio Nacional” que estamos viviendo?


                                               

 (articulo publicado en el número 1.170 del periódico Infolínea)

1 oct 2020

BARCO A VENUS



 

                                             

Son malos tiempos para la lírica, como decía la canción de Golpes Bajos. La realidad es tan cruda y está tan presente en todos los ámbitos, que cuesta abstraerse para dedicar un tiempo a imaginar otros escenarios. Precisamente por ello es necesario. “La vida te lleva por caminos raros” (Diego Vasallo), este que ahora vivimos es uno de ellos, tan raro que parece de mentira.

Mas de medio año llevamos ya metidos en este brete al que no se le ve la salida. Es mucho tiempo, se está haciendo demasiado larga la espera. Tanto que está dando lugar al descreimiento y el desencanto.

Parece que hace una eternidad cuando, cada día, a las ocho de la tarde, salíamos a aplaudir al personal sanitario. Lo hacíamos con la seguridad de que pronto saldríamos adelante.

En nuestra región y en nuestro pueblo, por aquellos días, fuimos casi afortunados, la pandemia nos dejó un poco de lado. Ahora Murcia está sufriendo con rigor el ataque de este virus. En pueblos tan cercanos como Totana, Lorca y nuestra propia Alhama. Se viven momentos angustiosos.

Y no ayuda ver a las altas esferas rodeadas de banderas como si quisieran confundirse con ellas y desaparecer, para no tener que dar respuestas.

He de decir, desde aquí, que cuando veo lo que hay afuera, me siento orgullosa de mi pueblo y de la forma en que se está llevando esta situación, tanto desde el ámbito político como sanitario.

Los trabajadores del centro de salud están ahí desde el principio dando respuesta a cualquier contingencia con la máxima profesionalidad. Otra cosa es que queramos que hagan lo que no pueden hacer, son seres humanos no superhéroes.

A nuestra alcaldesa la vi en un debate de la televisión local y agradecí la sensación de tranquilidad y serenidad que transmitió, dando respuesta a cualquier duda y demostrando que sabe lo que hace. Para todos nosotros, como ciudadanos, es muy importante ver en estos momentos, actitudes sosegadas pero contundentes.

Aprovecho para agradecer a Policía y Protección Civil todas sus actuaciones en estos seis meses. Saber que están ahí, verlos y escucharlos, nos recuerda que no debemos bajar la guardia. Si nosotros no nos protegemos ellos tampoco podrán hacerlo.

La mayoría de estos días, para mucha gente, es complicado ponerse en pie y seguir. Salir a trabajar o quedarse en casa puede ser igual de difícil. Como le comentaba el otro día a una amiga “La procesión va por dentro” aunque por fuera aparentemos que todo va bien.

Pero creo que es en momentos así cuando más hay que mantener la esperanza. Decía el maestro Leonard Cohen: “Hay una grieta en todo, así es como entra la luz".

Eso pensé al conocer la noticia de que, en medio de una de las épocas más difíciles y sombrías por las que ha pasado nuestro mundo conocido, se ha descubierto vida en Venus.

Me parece hasta poético que sea el Lucero del Alba el que nos recuerde que la vida está ahí, que la vida sigue. Venus, que lleva, además, el nombre de la diosa del Amor y de la Fertilidad. La noticia de la existencia de vida en este planeta me parece una bonita metáfora.

                                                           "Llamando a la tierra" M-Clan

                                               


 (articulo publicado en el número 1.169 del periódico Infolínea)