"La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta...
..Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta...
..Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
España inferior que ora y embiste,
Cuando se digna usar la cabeza..."Antonio Machado
Cuando se digna usar la cabeza..."Antonio Machado
Últimamente escucho decir, en
tono resignado, que la historia es cíclica y que ahora nos viene una época de
retroceso democrático. Si esto de lo cíclico es así lo que debería de llegar es una etapa de
avances sociales ya que acabamos de salir de una de las épocas más nefastas en
cuanto a gobiernos de políticos corruptos y políticas antisociales.
Lo cierto es que, desde hace solo
unos meses tenemos un gobierno de izquierda, y la reacción de quienes no saben
perder, de quienes no han aprendido el juego democrático, está pasándose de castaño
oscuro.
"Vientos del pueblo de Miguel Hernández" el que muchos piensan que debería de ser nuestro himno
Los reaccionarios siempre han
estado ahí, no son algo de nueva creación; sin embargo, tras la Dictadura, con
la llegada de la Transición, se consensuó de forma tácita un discurso que
dejaba afuera cualquier apología de los valores que habían sostenido a quien
nos gobernó de manera ilegal durante más de cuarenta años (toda una vida, que
diría Dolores).
Desde entonces ha habido
diversos gobiernos, de luces y sombras que, en los debates parlamentarios, en las
actuaciones públicas, han mantenido una contención para no traspasar la línea que
separa el discurso político de la ofensa y la falta de respeto. Por supuesto
nunca se ha recurrido a soflamas de tiempos pasados (no estaba bien visto, ni
aquí ni en Europa).
La última etapa gobernada por
la derecha ha sido tan larga que se han vuelto confiados, creían que ese era su
sitio, que siempre estarían allí. Sus tejemanejes lo demuestran, actuaban con
impunidad, con todo el descaro del mundo.
Esa misma confianza, unida a la rabia por haber perdido el poder, los ha
llevado a desempolvar viejas consignas y a atreverse a decir en público lo que
siempre han pensado en privado, alentando la creación de nuevas formaciones de
doctrinas arcaicas y represoras basadas en el odio. Con la aparición de esos
nuevos partidos parece haberse abierto la caja de los truenos, ahora todo vale,
mientras sacan a pasear las más rancias conductas. El odio es su máxima: odio a
las mujeres, a los extranjeros, a los homosexuales etc.
En este escenario se elaboran
unos presupuestos del estado, los más sociales de los últimos veinte años, que demuestran
amor, amor a las clases más desfavorecidas, a los pensionistas, a la enseñanza, en definitiva,
a las personas. Amor frente a la rabia
encolerizada y rojigualda (en sus dos versiones) que no ha dejado que salgan
adelante.
Amar la patria es cuidar y
proteger a sus ciudadanos, no sembrar la discordia y el enfrentamiento popular
para distraer a la opinión pública, utilizando la violencia verbal y argumentos
falsos como cortina de humo para esconder las vergüenzas propias.
"Vergüenza"
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