Instituto Nacional de Bachillerato Mixto (1975), actual "Valle de Leyva" |
El pasado domingo 25 de noviembre
nos reunimos en nuestro pueblo, después de cuarenta años, la primera promoción
de bachiller del que fuera Instituto Nacional de Bachillerato Mixto (El que hoy conocemos como Valle de Leyva),
hasta entonces había sido Sección Delegada de Instituto Ibáñez Martin de Lorca.
Ginesa Sevilla, antigua alumna,
fue la que hace unos meses comenzó a mover los hilos para que esto fuese
posible, primero con la creación de un grupo de Whatsapp al que nos fuimos
agregando uno tras otro y más tarde, ante la sugerencia de varios miembros del
grupo de la posibilidad de volvernos a ver, se buscó las mañas para conseguir
que casi todos estuviésemos presentes en este reencuentro. Hay que tener en
cuenta que sólo una parte éramos de Alhama, otros llegaron desde Molina, Librilla,
Cartagena, Mazarrón, Fuente Álamo, Los Cánovas, Las Palas, Balsapintada, La Costera, Baza, Denia, Alcantarilla...
Quedamos a las 12 en el
aparcamiento del recinto ferial. Desde la noche antes los nervios iban quedándose
reflejados en los mensajes del chat y en nuestros pensamientos: ¿nos
reconoceremos? ¿me verán diferente? ¿habremos cambiado mucho?, las ganas de
vernos se sumaban a un cierto temor que desapareció nada más encontrarnos, la
alegría y la emoción se llevaron por delante cualquier duda. Después de
presentarnos y reconocernos comenzamos la jornada con un paseo por Alhama y una
visita al Museo Arqueológico donde José Baños, compañero de estudios y actual cronista
oficial de la villa de Alhama, nos obsequió con una interesante charla sobre el
mismo. Creo que no se habría podido elegir un lugar mejor para visitar en ese día;
mientras Pepe nos hablaba del Cerro de la Paleras, de los baños árabes, y nos
mostraba las delicadas piezas de cerámica extraídas de diferentes excavaciones,
no pude sino pensar que todos y cada uno de nosotros estábamos experimentando
un proceso parecido en el que aplicando el suave pincel de la memoria íbamos dejando
al descubierto los hermosos recuerdos de nuestra etapa estudiantil.
A continuación, volvimos a nuestro
instituto, cuyo director Roberto García Calera tuvo el detalle de abrirnos, a
pesar de ser domingo. Hasta allí se acercó para saludarnos el delegado de
gobierno Don Diego Conesa quien se encontró en el grupo con varios paisanos
suyos. Estas muestras de consideración hacia todos nosotros nos sorprendieron y
alegraron aún más el día.
Tras las fotos de familia en las
escaleras de la entrada, pasamos dentro del edificio para ver las fotos que, con
motivo de la celebración del 50 aniversario del centro, hay expuestas en las
paredes del hall y los pasillos. Y, de pronto, pareció que no había pasado el
tiempo, las mismas puertas, las escaleras de acceso al piso superior estaban
exactamente iguales, el salón de actos, la sala de profesores…ya no está la
capilla, ni la cantina donde Enrique y Catalina nos preparaban los mejores
bocadillos de sobrasada, de boquerones o de tortilla de patatas y donde
compramos los primeros cigarrillos, que se vendían sueltos.
Todos coincidimos en que nuestra
generación ha sido una generación excepcional, vivimos la Transición política (justo
ese año moría el dictador), paralelamente a la nuestra propia en la que
estábamos dejando atrás la infancia y el hogar para comenzar a ser hombres y
mujeres que salíamos al mundo. Fueron años de compromiso, de huelgas, de
aprendizaje en el instituto y en la vida. Nos educábamos en una España que
estaba cambiando a la vez que nosotros.
Rosa León "Al Alba" de Aute
Las conversaciones en este lugar giraron
en torno a los profesores que veíamos en las fotos y que, unos con más acierto
y otros con menos, ayudaron a formar a las personas en las que nos hemos
convertido. El actual director “soportó” estoicamente y con una sonrisa, los
numerosos comentarios y recuerdos que compartíamos, uno de los cuales quiero
mencionar, lo hizo un compañero de Fuente Álamo que dijo: “Don José Calero estaba seguro de
que a partir de entonces todo iba a ser mejor gracias a la Cultura y a la
Literatura, y con ese convencimiento nos educaba en sus clases que eran
diferentes a todas las demás”. Recordamos las actividades culturales
que se realizaron como el Homenaje a Machado y las que no pudieron hacerse como
la dedicada a la Semana Trágica de Barcelona; todo empezaba a cambiar, pero no
tanto.
De aquí nos dirigimos al
restaurante donde entre plato y plato, entre copa y copa, seguiríamos
poniéndonos al corriente a la vez que recordando lo vivido. En un momento dado
una de las compañeras presentes brindaba más o menos con estas palabras: “Brindo
porque nuestros compañeros vean un poco lo que somos ahora y un poco lo que
fuimos, que todavía seamos capaces de seguir viendo la esencia que permanece en
nosotros” Esa esencia es la que
nos llevó a reunirnos después de cuarenta años para comprobar que una parte
nuestra sigue perteneciendo a aquel adolescente del 75; comprometidos con la
vida, erguidos después de habernos caído muchas veces, pero sin haber perdido
la capacidad de ilusionarnos, de reír, de ser felices, de celebrar la vida.
Frank Sinatra "My Way"
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