31 dic 2018

REFLEXIÓN DE AÑO VIEJO



Aunque tópico, es inevitable, cuando acaba un año, echar atrás la mirada y hacer recuento. Quizás los años se empezaron a contar con ese fin, para poder poner limites al tiempo y dar una oportunidad a la reflexión. Y así, en nuestra cada vez más alocada manera de vivir, tener la obligación, queramos o no, de hacer un punto y aparte o un punto y seguido.
Es con el paso de los años cuando una se va dando cuenta de la verdadera importancia que tiene pasar de un año a otro y que no tiene mucho que ver con las fiestas navideñas, aunque esté incluido en ellas.
 
Parece impensable un mundo sin fechas ni coordenadas que nos ayuden a ordenar y delimitar nuestra forma de vivir. Solo de imaginarlo nace un sentimiento de agobio y angustia.
 
 
A veces creo que ahí está uno de los problemas importantes de nuestro tiempo, los límites se diluyen cada vez con mas rapidez, incluso los temporales. La angustia se ha convertido en algo contemporáneo.

Y no es nostalgia de otras épocas, es constatación de una realidad.

 
No hace mucho, el invierno era época de recogimiento en el hogar, el día terminaba pronto y también las labores en el campo y las fábricas (no había turnos de noche), los hombres llegaban pronto a casa donde las largas noches invitaban a las charlas en familia o entre vecinos alrededor de la estufa, de juegos de cartas en la mesa de camilla, de lecturas bajo las mantas. Aun cuando llegó la televisión la programación terminaba pronto y las casas quedaban en silencio mucho antes de la medianoche.

El verano, por el contrario, se vivía en las calles, si hacia mucho sol, se buscaban las sombras de los árboles, los emparrados de los patios o las zonas de las casas donde el fresco se dejaba notar. Nada más amanecer, el bullicio llenaba el pueblo, los hombres a su trabajo, las mujeres al suyo, los niños a ayudar y después a jugar. Al ponerse el sol, el ambiente se relajaba, los vecinos y vecinas salían a la calle a tomar el fresco y a conversar hasta bien entrada la noche, los críos jugaban hasta caer rendidos. Cuando llegó la televisión muy pocos eran los que podían comprársela, pero entonces, era habitual que, quienes disponían de una, la sacasen a la calle para que todos los vecinos pudiesen disfrutar de ese novedoso espectáculo. Se dormía poco en verano, es verdad, pero se vivía y se convivía.

No sé si queda claro a donde quiero llegar, pero siento que ahora, en invierno, las casas están vacías y silenciosas, cuando vuelven a ellas sus habitantes, es, la mayoría de las veces, para dormir y poco más; vienen de trabajos sin horarios, de actividades extraescolares que no son sino recursos para tener a los críos entretenidos. Y siento que, en verano, las calles están vacías, nadie soporta ya el calor y todos nos recogemos en lugares donde el frio artificial nos provoca placer inmediato y, a la larga, algún que otro dolor.

Los avances tecnológicos, tan importantes en campos como la medicina, están borrando por otro lado los límites necesarios para los seres humanos pero que estorban a una sociedad que necesita 24h al día, los 365 días del año  producir y consumir.

Hoy, el último día del año, es posiblemente un ejemplo de esto, una jornada ajetreada en la que casi todo el mundo tiene prisa, para llegar a tiempo a comprar sin límite para cenar en exceso y brindar sin límite….

La ultima noticia que me ha sorprendido en esta carrera de la que no conocemos donde está la meta, es la nueva moda llamada “Speed watching”, se trata de ver las series al 160% de velocidad para poder verlo “todo”.


 Quizás mañana hagamos un paréntesis. ¡FELIZ AÑO 2019!
"Danubio Azul" Johan Strauss

15 dic 2018

CELEBRACIÓN DE LA VIDA (Crónica de un reencuentro)




Instituto Nacional de Bachillerato Mixto (1975), actual "Valle de Leyva"

El pasado domingo 25 de noviembre nos reunimos en nuestro pueblo, después de cuarenta años, la primera promoción de bachiller del que fuera Instituto Nacional de Bachillerato Mixto  (El que hoy conocemos como Valle de Leyva), hasta entonces había sido Sección Delegada de Instituto Ibáñez Martin de Lorca.
Ginesa Sevilla, antigua alumna, fue la que hace unos meses comenzó a mover los hilos para que esto fuese posible, primero con la creación de un grupo de Whatsapp al que nos fuimos agregando uno tras otro y más tarde, ante la sugerencia de varios miembros del grupo de la posibilidad de volvernos a ver, se buscó las mañas para conseguir que casi todos estuviésemos presentes en este reencuentro. Hay que tener en cuenta que sólo una parte éramos de Alhama, otros llegaron desde Molina, Librilla, Cartagena, Mazarrón,  Fuente Álamo, Los Cánovas, Las Palas, Balsapintada, La Costera, Baza, Denia, Alcantarilla...

Quedamos a las 12 en el aparcamiento del recinto ferial. Desde la noche antes los nervios iban quedándose reflejados en los mensajes del chat y en nuestros pensamientos: ¿nos reconoceremos? ¿me verán diferente? ¿habremos cambiado mucho?, las ganas de vernos se sumaban a un cierto temor que desapareció nada más encontrarnos, la alegría y la emoción se llevaron por delante cualquier duda. Después de presentarnos y reconocernos comenzamos la jornada con un paseo por Alhama y una visita al Museo Arqueológico donde José Baños, compañero de estudios y actual cronista oficial de la villa de Alhama, nos obsequió con una interesante charla sobre el mismo. Creo que no se habría podido elegir un lugar mejor para visitar en ese día; mientras Pepe nos hablaba del Cerro de la Paleras, de los baños árabes, y nos mostraba las delicadas piezas de cerámica extraídas de diferentes excavaciones, no pude sino pensar que todos y cada uno de nosotros estábamos experimentando un proceso parecido en el que aplicando el suave pincel de la memoria íbamos dejando al descubierto los hermosos recuerdos de nuestra etapa estudiantil.

A continuación, volvimos a nuestro instituto, cuyo director Roberto García Calera tuvo el detalle de abrirnos, a pesar de ser domingo. Hasta allí se acercó para saludarnos el delegado de gobierno Don Diego Conesa quien se encontró en el grupo con varios paisanos suyos. Estas muestras de consideración hacia todos nosotros nos sorprendieron y alegraron aún más el día.


Tras las fotos de familia en las escaleras de la entrada, pasamos dentro del edificio para ver las fotos que, con motivo de la celebración del 50 aniversario del centro, hay expuestas en las paredes del hall y los pasillos. Y, de pronto, pareció que no había pasado el tiempo, las mismas puertas, las escaleras de acceso al piso superior estaban exactamente iguales, el salón de actos, la sala de profesores…ya no está la capilla, ni la cantina donde Enrique y Catalina nos preparaban los mejores bocadillos de sobrasada, de boquerones o de tortilla de patatas y donde compramos los primeros cigarrillos, que se vendían sueltos.

Todos coincidimos en que nuestra generación ha sido una generación excepcional, vivimos la Transición política (justo ese año moría el dictador), paralelamente a la nuestra propia en la que estábamos dejando atrás la infancia y el hogar para comenzar a ser hombres y mujeres que salíamos al mundo. Fueron años de compromiso, de huelgas, de aprendizaje en el instituto y en la vida. Nos educábamos en una España que estaba cambiando a la vez que nosotros.
Rosa León "Al Alba" de Aute

Las conversaciones en este lugar giraron en torno a los profesores que veíamos en las fotos y que, unos con más acierto y otros con menos, ayudaron a formar a las personas en las que nos hemos convertido. El actual director “soportó” estoicamente y con una sonrisa, los numerosos comentarios y recuerdos que compartíamos, uno de los cuales quiero mencionar, lo hizo un compañero de Fuente Álamo que dijo: “Don José Calero estaba seguro de que a partir de entonces todo iba a ser mejor gracias a la Cultura y a la Literatura, y con ese convencimiento nos educaba en sus clases que eran diferentes a todas las demás”. Recordamos las actividades culturales que se realizaron como el Homenaje a Machado y las que no pudieron hacerse como la dedicada a la Semana Trágica de Barcelona; todo empezaba a cambiar, pero no tanto.

De aquí nos dirigimos al restaurante donde entre plato y plato, entre copa y copa, seguiríamos poniéndonos al corriente a la vez que recordando lo vivido. En un momento dado una de las compañeras presentes brindaba más o menos con estas palabras: “Brindo porque nuestros compañeros vean un poco lo que somos ahora y un poco lo que fuimos, que todavía seamos capaces de seguir viendo la esencia que permanece en nosotros”  Esa esencia es la que nos llevó a reunirnos después de cuarenta años para comprobar que una parte nuestra sigue perteneciendo a aquel adolescente del 75; comprometidos con la vida, erguidos después de habernos caído muchas veces, pero sin haber perdido la capacidad de ilusionarnos, de reír, de ser felices, de celebrar la vida.

 Frank Sinatra "My Way"

7 dic 2018

NEGACIÓN


 

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
Que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan
con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos…
y sé todos los cuentos. (León Felipe)





En la vida hay momentos, libros, películas que se “hacen bola”, que son difíciles de masticar.
Eso me ha pasado a mí con la película “Negación”, cuando me puse a verla no conseguí pasar de la mitad y no porque sea una mala historia o porque las interpretaciones no sean creíbles, todo lo contrario, los actores son buenos y la historia es real, demasiado real.
Cuenta lo que le ocurrió a la historiadora judía Deborah Lipstadt durante una conferencia sobre el Holocausto, el también historiador David Irving la retó públicamente a debatir con el sobre este tema y ofreció mil dólares a quien pudiera encontrar una orden escrita de Hitler que lo vinculara a este horror.

En la película se muestra como el paso del tiempo y el cambio de “intereses” incluso de la comunidad judía, se lo ponen muy difícil a la historiadora en su pugna por reivindicar que el genocidio existió. A veces es más cómodo mirar hacia otro lado. El juicio resultante de este enfrentamiento supuso un punto de inflexión en la lucha contra los negadores del Holocausto y los revisionistas de la historia.

Los acontecimientos de los últimos días creo que han contribuido a que este film se me “atragante”, es duro comprobar cómo, con el tiempo, se puede negar hasta lo más evidente.

Y pienso que, en nuestro país, todos los que tiene de 40 años para abajo, los que sólo conocen la época democrática no son capaces de calibrar lo que significa vivir sin libertades. Por mucho que hayan escuchado las historias familiares (quienes hayan escuchado alguna) o por mucho que hayan visto “Cuéntame”, la realidad de lo que fue la posguerra es difícil de entender.

Conocer la historia es necesario y la nuestra en ese periodo que va  desde el golpe de estado hasta la posguerra, por desgracia, ha sido silenciada y manipulada. Los gobiernos democráticos de la Transición han actuado con poca firmeza a la hora de condenar ese periodo nefasto de nuestra historia del que no sé si algún día nos recuperaremos. Las generaciones más jóvenes tampoco están muy interesadas en saber y conocer todo lo que pasaron sus abuelos, para ellos son historias antiguas que hay que dejar atrás. El infantilismo que impregna algunos sectores de la izquierda contribuye a ello.  

No puedo evitar sentir temor ante el ansia de desconocimiento que nos rodea, que lleva a la ignorancia y, en algunos casos, a defender movimientos de apariencia renovada pero cargados de la perversa y nefasta ideología que provocó una guerra en España y otra en el Mundo.

Prometo terminar de ver esta película aunque se me atragante. Hay que ver según que cosas, mirarlas de frente para reconocer que existen.
"Sólo de lo negado canta el hombre" Amancio Prada canta a Agustín García Calvo