28 ene 2018

TEJER

                                                
     



















Mientras su esposo, Odiseo, estaba en la Guerra de Troya, Penélope es pretendida por varios hombres. Para mantener su castidad ante la ausencia de su marido, les dice a los pretendientes que aceptará la desaparición de Odiseo, con la consecuente promesa de un nuevo enlace, cuando termine de tejer un sudario, para cuando falleciese el ex rey Laertes, en el que estaba trabajando.
Con la intención de tardar el mayor tiempo en esta tarea, procura deshacer por la noche lo que tejió durante el día, de esta forma pudo contener a los pretendientes durante los veinte años que duró la espera.
  
Tejer, coser, bordar, son tareas, para mí, que están en el lado mas femenino, independientemente de quien las ejerza. Trabajos en los que la paciencia, la minuciosidad, la delicadeza y el amor se entrelazan con los hilos, las lanas y telas.


                                         
Cuando alguien comienza a confeccionar una colcha, un jersey o cualquier otra labor tejida a mano, sabe que ir deprisa, para acabar pronto, no es conveniente, y que los errores que no se subsanan en el momento, con el avance de la tarea se harán más visibles. Es frecuente, en estos casos, tener que desbaratar, volver atrás para rectificar los puntos equivocados o sujetar los que se hayan soltado.
Tejer te permite hacer varias cosas a la vez, como escuchar música e incluso ver una película cuando ya le has cogido el tranquillo. Ayuda a conseguir la serenidad pero, sobre todo, ayuda a pensar, a recordar, a poner un poco en orden el pequeño caos particular. Quien sea aficionada a hacer punto, conocerá, de primera mano, este componente sanador que tiene.
Por desgracia, la ajetreada vida actual, no casa demasiado bien con estas ocupaciones que se han ido, con el tiempo, desproveyendo de su componente mas humano. En esta sociedad de la prisa y fabricaciones en serie, en la que todo lo queremos rápido y sin fallos, casi no tiene cabida las prendas elaboradas a mano, que nunca son perfectas, pero si son únicas.
El tejido artesanal ha pasado a ser una “rara avis” rescatada en los últimos tiempos por algunas personas concienciadas en retomar una forma de vida menos enferma.  
Tejer solidaridad

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