31 dic 2017

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA

Nunca he conseguido que la Noche Vieja me motive, no se si será por que no me gusta que parezca obligatorio estar contenta y pasarlo bien. Sí me gusta el Año Nuevo aunque, claro, sin la una no puede ser el otro. Pues lo dicho, me encanta la mañana del primer día del año; suele ser luminosa, fría, limpia, como recién estrenada y es un placer desayunar (a veces por segunda vez) escuchando la música del concierto de la Filarmónica de Viena.
A los Nocheviejeros os deseo auténtica felicidad para esta noche y a los diurnos que disfrutéis la primera mañana de 2014, hay que cargar bien las pilas para afrontar el año que comienza con actitud positiva. Abrazos virtuales para todos. (Isabel Campos. 2013)
 
Ya se que suena a tópico, otro más, pero para mí es casi inevitable, cuando llega el último día del año, mirar para atrás y echar un vistazo a lo sucedido en el año que se va. Este 2017 ha sido de importantes y decisivos cambios y de importantes y decisivas selecciones.
Conforme van pasando los años, que ya son unos cuantos, se relativizan las cosas (y se ralentiza el metabolismo), por eso estas fiestas las vivo con normalidad, procurando ser comedida en cualquiera de los excesos que parecen de obligado cumplimiento.

Sin ninguna duda el protagonista, durante el 31 de diciembre, es el tiempo, simbolizado por ese reloj que marca una cuenta atrás imparable. Parece que se vive, ese día, contrarreloj. Las ultimas compras para la cena, que la cena esté a punto a una hora adecuada, tomar las uvas al compás de las campanadas, brindar a las 12...

La medida del tiempo es algo que también va cambiando con la edad, cuando eres joven parece que te falta tiempo para todo, pues todo lo quieres hacer, hasta que te das cuenta de que sólo te falta tiempo para tener tiempo.
 
En los últimos años se va imponiendo la nueva, y consumista, moda, entre los más jóvenes, de empezar a celebrar la Nochebuena y la Nochevieja, el día de antes, que cuando llega la festividad en cuestión, se está harto, pero da igual, se sigue comiendo y bebiendo como si no hubiese un mañana.
Hace un tiempo se amplió el fin de semana para cuestiones de ir de fiesta, creando el “san jueves”; así se podía comenzar la fiesta el jueves y acabarla el domingo, con suerte.
Sólo importa el exceso, el hartazgo, la saturación, para que, una vez ahítos y adormilados o enardecidos, nos conformemos con un comentario en Twitter, Facebook o Instagram que refleje nuestro malestar.
 
- Hoy, hablando con mi librero, hemos llegado a la conclusión de que todo empezó con la formica y el Duralex (pero esto ya lo ampliaré en otro post).-
 
Tip Y Coll, imprescindibles de las Nocheviejas y maestros del absurdo.(1975)
 
 
Para despedir esta última publicación de 2017, comparto con todos vosotros unos versos del poema que descubrí hace tiempo y que recuerdo cada 1 de Enero.
 
 Año Nuevo. Gloria Fuertes

con amores y nombres ya seleccionados,
con los huesos maduros y a mitad de mi vida
me prometo solemne no sufrir demasiado.
Si me pegan, que peguen,
si me aciertan, me han dado,
y si pierdo en la Rifa
será porque he jugado...."
 

 
 

10 dic 2017

HOGAR


 

"Nadie deja su hogar
hasta que su hogar no es una voz que le dice: vete
huye de mí ahora
no sé en qué me he convertido
pero sé que en cualquier lugar
estarás más seguro que aquí
."

Del poema "Home" de Warsan Shire

Antiguamente el hogar, el lar, era ese lugar de la casa, normalmente situado en la cocina, donde se encendía el fuego, alrededor del cual se agrupaban las familias y amigos para conversar y compartir.
El invierno, el frío, la noche…, ingredientes suficientes para que me de por pensar en el hogar y lo que significa. Esta palabra tiene aun hoy, bastante que ver con aquel lar de la antigüedad, y al emplearla se sobreentienden otras muchas: protección, seguridad, refugio, cobijo, abrigo, amor, calor…
 
A veces se confunde hogar con casa y es que ¡andamos tan confundidos!
 
Cuando comenzó el boom inmobiliario, aparecían edificios de un día para otro, como las setas en otoño; casas, casas y más casas. Y yo me preguntaba: ¿Hay suficientes personas para tanta casa? Con el tiempo podemos ver como algunas se han habitado, pero no todas. Urbanizaciones enteras casi vacías, como cascarones sin contenido.
Nuestros pueblos y ciudades se han llenado de casas a un ritmo parecido al que se han ido perdiendo los hogares. Casas vacías por un lado y personas sin hogar por otro.
Niños que crecen viendo la vida a través de una pantalla, como encerrados en una casa sin puertas ni ventanas.
Personas viviendo  en casas enormes, pero huecas; que son, a veces, más prisión que refugio.
Pedro Guerra "Hogar"


Y es que, creo yo, el hogar se hace con las personas y las relaciones entre ellas, no con los edificios. Un hogar puede medir treinta metros cuadrados, estar en una cabaña o bajo las lonas de una tienda en el desierto.
Vinicius de Moraes "A casa"

 
 

Los seres humanos somos capaces de las mayores atrocidades y de las mejores cosas. De construir inmensas moles de hierro y cemento, de provocar las guerras mas feroces, de mal-tratar; pero tambien de crear círculos de amor, refugio y cobijo alrededor de un simple fuego.


3 dic 2017

EN ALHAMA, SE PODÍA OLER LA PASCUA.






La antesala de la Navidad se transforma para mi en una gran magdalena que pone en marcha los recuerdos infantiles, procuro capturarlos de alguna forma para tenerlos siempre y también para mantener la memoria de quienes los compartieron conmigo, haciendo con ello que fuesen unas fiestas, siempre esperadas, que dejaron en mí imágenes felices.

 
 


La Navidad, y sus preparativos previos, van ligados al trabajo, los sabores y los olores. En mi familia materna eran panaderos y por estos días empezaba el ajetreo para elaborar los dulces navideños que más tarde se venderían a las parroquianas que no hacían los suyos propios. Se comenzaba por los productos que no necesitaban estar recién hechos para consumirlos, como los rollos de vino, los polvorones, los aguardentaos o los pasteles de cabello; en los días más cercanos a Navidad, se harían las tortas de naranja, las tortas bastas, los cordiales, las magdalenas…todo artesanal; desde el cabello de ángel, con aquellas calabazas enormes y azúcar, hasta la manteca, derritiendo las mantecas de cerdo y apartando los chicharrones que se utilizarían, después, en riquísimas tortas.
calabazas para elaborar el cabello de ángel

Las vecinas que hacían sus propios dulces se acercaban a cocerlos al  horno moruno, de la panadería de mis abuelos. Al lado de ese horno y sentada en lo alto de un mostrador pasaba yo horas y horas observando. Veía la magia que el calor ejercía sobre los laboriosos dulces, escuchaba las conversaciones de las mujeres que esperaban a que saliesen del horno sus viandas y que miraban, de reojo, las de la vecina para ver si salían ganando en la comparación.

Durante esos días, las calles, ¡olían tan bien!. Era normal ver a chiquillos y chiquillas cargados con llandas llenas de mantecados, pasteles, cordiales etc., camino del horno, mientras sus madres se quedaban en casa amasando otra tasa, también podía verse a mujeres con tablas sobre la cabeza, en la que reposaban las tortas bastas, bien arropadas para que no se "durmiesen", o los panes que alimentarían a la familia durante el invierno.
 
 
 
Toda esta actividad impregnaba las casas y las calles de una mezcla de olores que sólo se podía disfrutar durante esas fechas: zumo de naranja, ralladura de limón, canela, anís, almendras tostadas, mistela, manteca, azúcar…, todo eso unido a la fragancia de la leña quemada y a la de los braseros que se encendían, en cada puerta, al caer la tarde.

 
 
 
La vida ha dado un giro tan drástico en tan poco tiempo. Ahora tenemos a nuestra mano miles de productos procedentes de fábricas, que llenan los estantes de los supermercados, nuestras casas y nuestros cuerpos. No nos cuesta nada aprovisionar las despensas de los mas sofisticados dulces, que sólo son eso… dulces.
Pienso en los niños, en los adolescentes de estas generaciones de la prisa y la inmediatez, que conocen más lo que es un panettone, un cup cake o una galleta de jengibre, que lo que son unas tortas de “recao”. Que saben diferenciar entre los cientos de perfumes con los que nos bombardean en estos días, pero no saben a qué huele la harina de trigo recién tostada.
Pienso en ellos, en lo que se están perdiendo aunque parezca lo contrario, y también en lo que nos estamos perdiendo.
"Canto de Navidad". Mujeres con raíz
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