Recurro a estas palabras de
Marguerite Yourcenar, porque, exceptuando lo del perro, (nunca fui muy amante
de las mascotas), son palabras con las que me identifico ahora que estoy a
punto de cumplir la edad en la que, según la sociedad, debería jubilarme. Pero,
de vivir, como me comentaba una amiga, una no se jubila nunca
Como es la vida, la mayor parte
de ella se vive de forma inconsciente y cuando empiezas a darte cuenta de todo
lo que podrías hacer, ves que el tiempo se acorta. Aunque, ¿en qué consiste el
tiempo? Ha habido años que han pasado tan rápidos que no eres capaz de decir
qué hiciste en ellos, ahora, cada día, cada minuto, tiene un valor diferente.
El paso de los años te vuelven
selectiva, te queda tan poco tiempo para todo lo que quieres conocer, leer, aprender,
que no todo vale. Las elecciones personales son mucho más pensadas.
“… se bien lo que es vivir. No
hay tiempo para odiar a nadie, ahora sé reír (……) y si me levanto y miro al
cielo, doy las gracias y mi tiempo lo dedico a quien yo quiero.” Rozalén.
Esta etapa, si olvidamos los
achaques, es a mi parecer, la más interesante. Lo aprendido a lo largo de los
años te provee de una mirada distinta y el caleidoscopio gira de forma
diferente. Los ideales se materializan en personas y son estas las que pasan a
tener un valor fundamental.
En uno de mis escritos anteriores
hablaba de “La zona de interés” sin
haberla visto, ayer la vi. Podría deciros que es la película que me ha hecho
sentir más miedo, aunque no hay en ella ni una sola escena de violencia. Esa mirada
distinta de la que antes hablaba, aparece en esta obra en la que lo real está
soterrado o detrás de un muro, pero sabes que está.
Ahora sé que está, que siempre
está. Que camina a nuestro lado, aunque lo sintamos lejos. Que el ser humano es
capaz de las mayores atrocidades. Que no todo el mundo es bueno.
Pero también existen las buenas
personas, la gente amable, la gente sencilla que es capaz de pararse a consolar
a un niño que llora, a escuchar el canto de un pájaro o a mirar esas flores que
han salido, milagrosamente, entre el asfalto. A esta gente le hace un homenaje
Win Wenders en su película “Días Perfectos”, entre esta gente me quiero quedar.
“La edad. Un sillón blanco donde
sentarse con dignidad. Mirar que la vida es una desembocadura y que enfrente
hay una bahía azul maravillosa…” Manuel Vincent.
"...¿Por qué cuando alargo la vista se alarga la lista de lo que no entiendo...?"