28 sept 2023

ALERTAS

 

Desde hace algún tiempo me cuesta reconocer el mundo en que vivimos, es una sensación que me acompaña, sobre todo, desde la pandemia. El largo verano que este año empezó en mayo y aún colea en septiembre, ha sido calificado como el tercero más cálido desde que hay registros, con cuatro intensas olas de calor rematadas con una DANA. Pero creo que pasará a la historia por más cosas.

Los últimos días de agosto y primeros de septiembre los pasé en Madrid, para ver a mi familia pero también un poco por huir de las noches asfixiantes. El domingo, día 3, me encontraba preparándoles unas galletas a mis nietos cuando, a eso de las 14.30, mi móvil se iluminó y empezó a sonar de forma rara y estridente, miré y vi “Alerta presidencial” y algo escrito en inglés. Me asusté de una manera que no sabría explicar, lo primero que pensé fue en mi pueblo y en Murcia y su presidente (acababa de leer alguna noticia poco halagüeña sobre nuestra región)  segundos más tarde el mensaje llegó en castellano y también en un audio. La alerta era de Protección Civil y la Agencia de Seguridad y Emergencias de la Comunidad de Madrid. Que informaba sobre la amenaza de tormentas e inundaciones en las próximas horas.

El susto no se me quitó a pesar de saber lo que era. El pánico que me produjo la alarma me duró unas horas. Mis familiares reaccionaron con normalidad y no entendían por qué la alarma me había afectado tanto. Una persona me dijo: es que la gente de tu generación habéis vivido muchos momentos críticos. Esto me dio que pensar y creo que es verdad, en los instantes que sucedieron al sonido de alerta vinieron a mi memoria un sinfín de recuerdos y situaciones que no me gustaría que volviesen a repetirse. El actual clima social es tan desapacible o más que esa peligrosa situación climática de la que se nos avisaba.

No hay día en que el odio no se asome a nuestras vidas. No hay día en que la violencia contra las mujeres no sea protagonista de alguna forma. No hay día, ni medio de comunicación, en el que no se trate de blanquear situaciones y actos aberrantes en horarios de máxima audiencia. Día sí, día también, puede sentirse la intención de unos y la indiferencia de otros ante el desmantelamiento de lo público. Podría seguir…

La imagen que me queda de este verano es la del Neoliberalismo llevado a su máxima expresión, millones de turistas abarrotando zonas de especial interés arquitectónico y cultural, cámara en mano, mirándolo todo a través de su objetivo. Restaurantes y bares poniendo normas como el límite de tiempo para estar sentado en una terraza o que un solo comensal no podía ocupar una mesa.

Tras la contención obligada por la pandemia, todo se ha desbordado. Me parece que urge volver a reconstruir los límites borrados, pero, para eso, no suena ninguna alarma o quizás no para de sonar y no queremos escucharla.

“Cuanto más crítico es un grupo humano, más democrático y permeable es” Paulo Freire.

" En el año 2525"



21 sept 2023

CANTO, QUE MAL ME SALES, CUANDO TENGO QUE CANTAR ESPANTO

  




Este once de septiembre ha hecho cincuenta años del golpe de estado que las fuerzas armadas, al mando de Pinochet y con la ayuda de los EEUU, dieron al gobierno de la Unidad Popular liderada por su presidente, el socialista Salvador Allende.

El dieciséis de septiembre de ese mismo año, 1973, asesinaron, después de torturarlo, a Víctor Jara en el Estadio Nacional de Chile, a la edad de veintitrés años. Víctor había sido detenido unos días antes en la Universidad Técnica del Estado que hoy se llama Universidad de Santiago de Chile.  El pasado veintinueve de agosto, sus asesinos fueron juzgados y condenados. Han tenido que pasar cincuenta años para ello.

Hace cincuenta años yo tenía catorce y estaba en el instituto. Los adolescentes de aquellos años no teníamos internet ni ningún otro medio para informarnos de lo que pasaba en el mundo, además la  censura estaba al acecho para que no nos enterásemos de ninguna noticia “contaminante”. Sin embargo, supimos (siempre hay como)  lo que estaba pasando en Chile, la caída del Palacio de la Moneda y la muerte de Allende.

En el Instituto, entonces “Sección delegada de Instituto Ibáñez Martín de Lorca”, se publicaba una revista dirigida por el profesor de literatura Don José Calero Heras. No recuerdo el nombre de dicha publicación pero en ella escribíamos los alumnos que queríamos participar, supervisados por el citado profesor.

Un tiempo después de lo sucedido en Chile, propuse escribir un artículo sobre Víctor Jara en esta revista y Don José me dio su aprobación, aunque me advirtió de  la dificultad que me supondría encontrar información. Eso no fue un impedimento para mí y escribí sobre el cantautor.

En estos días de conmemoración de aquel trágico suceso, recuerdo todo como si hubiese pasado ayer. Son momentos de la historia que pasan a formar parte de una misma. La dictadura que aún se sufría en nuestro país, nos hermanaba con el auge de las dictaduras en Sudamérica.

Aún hoy sigo con interés las noticias de Chile y Argentina gracias a que la información está ahora más al alcance de todos. En YouTube, coincidiendo con el aniversario del golpe la TVN (televisión nacional de Chile) ha publicado una mini serie llamada “La sangre del camaleón”, también la emite Movistar Plus. Cuenta la historia, durante la dictadura, de un grupo organizado que pretendía atentar contra Pinochet. Está basada en una historia real.

Víctor Jara, su admirada Violeta Parra, que se había suicidado seis años antes (ver en Filmin “Violeta se fue a los cielos”), junto a grupos como Quilapayun (Cantata de Santa María de Iquique) o Inti- Illimani forman parte de mi banda sonora particular.

“…Canto, que mal me sales, cuando tengo que cantar espanto. Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto. De verme entre tantos momentos del infinito, en que el silencio y el grito son las metas de este canto…” (Último poema de Víctor Jara, escrito en el Estadio de Chile).

"Canto que mal me sales" Isabel Parra

                                      


12 sept 2023

NO ME HA GUSTADO, ¿PERO QUÉ HAGO?



 

Hace unas semanas, toda España pudo ver el primer día de la princesa Leonor como alumna de la Academia General Militar de Zaragoza. La que, se supone, será futura reina de nuestro país se integra así en una nueva promoción de caballeros y damas cadetes, futuros oficiales del Ejército de tierra, la Guardia Civil y los Cuerpos Comunes de la Fuerzas Armadas. La princesa llegó a la instalaciones militares acompañada de una comitiva de vehículos que dejaba a las claras que quien llegaba no era una más. La noticia no hubiese llamado mi atención, más allá de por ser el reflejo, una vez más del incumplimiento de la máxima de que “todos los españoles somos iguales”, si no hubiese sido por lo que reflejaban las caras de los protagonistas. La joven mostraba una actitud seria y temerosa que los medios cortesanos describían como reflejo de una supuesta responsabilidad, detrás de ella la sonrisa ufana y satisfecha de la madre chocaba con la cara de la chica que no sonrió en ningún momento. El padre también andaba por allí, vestido de militar, como Jefe que es del Estado y de las Fuerzas Armadas.

Me hubiese gustado saber lo que pasaba por la cabeza de la hija en esos momentos y que piensa de que otros elijan por ella y su futuro. ¿De verdad es necesario enseñar a una persona a formarse para la guerra? Quizás aprendería mucho más viviendo un tiempo en cualquier campo de refugiados, por poner un ejemplo.

En un ámbito mucho menos castrense y más plebeyo ocurrió el evento que mantuvo en vilo, el pasado domingo, a todo el mundo. La Selección Española Femenina de Fútbol, se alzó con la victoria como campeona del mundo de dicho deporte. A mí no me gusta el fútbol pero me alegra ver cuando las mujeres son tenidas en consideración y se les da el lugar que merecen por algo que se viene luchando tanto tiempo. Las imágenes del grupo de mujeres con la camiseta de la Roja, celebrando la victoria, ha dado la vuelta al mundo. Aunque, por desgracia, también ha sido noticia la actuación de otra persona, el presidente de la Federación Española de Fútbol, un tal Luis Rubiales, que ni corto ni perezoso, se plantó ante la capitana del equipo, Jennifer Hermoso, y sujetándole la cara con ambas manos le dio un beso en la boca. (Aquí es donde agradezco el tener un límite de palabras en mi colaboración, pues se me ocurren varias cosas que mejor no decir). Sólo me quedo con lo que la jugadora dijo en los vestuarios “No me ha gustado, pero qué hago”. Estas palabras dicen tanto.

Relacionado con otra jugadora de nuestra selección, la que metió el gol de la victoria, Olga Carmona, también hay una noticia que me parece inhumana; el padre de Olga falleció antes del partido pero a ella no se le comunicó la noticia hasta después de acabar el mismo para que esta no pudiera influir en el juego de la jugadora. Alguien me dijo una vez que al futbol femenino sólo se le tendría en cuenta cuando generase dinero, quizás es lo que está pasando ya, por eso la maquinaria no podía arriesgarse a tener un contratiempo. No puedo dejar de pensar que, de nuevo, se ha tratado a una mujer como a una niña o ni siquiera como eso.

“Un mismo gesto puede expresar la libertad del deseo o el deseo de control” Irene Vallejo

"soy un nenúfar solitario" rareza encontrada en youtube