“Como nací en 1939
y mi conciencia se formó durante la Segunda Guerra Mundial, sabía que el orden
establecido puede desvanecerse de la noche a la mañana. Los cambios pueden ser
rápidos como el rayo. No se podía confiar en la frase: 'Esto aquí no puede
pasar'. En determinadas circunstancias, puede pasar cualquier cosa en
cualquier lugar.” El cuento de la criada, prólogo. Margaret Atwood
A veces lo real salta a los
ojos y resulta insufrible. En lo más íntimo, apetecería cerrar los ojos, el periódico, los libros; no leer, no saber. Esta
última semana hemos visto como niños eran separados de sus padres y encerrados
en jaulas, por otro lado, vuelven a escucharse los denigrantes audios y relatos,
tras el insólito giro que ha tomado el proceso contra los miembros de “La
manada”.
Casi en paralelo termino mi
lectura de “El cuento de la criada”. La historia, escrita en 1985, transcurre en un futuro
próximo. La contaminación ha reducido la fertilidad humana de forma que apenas está
garantizada la supervivencia de la especie. Esta situación provoca el auge
de ideologías conservadoras que toman el control del estado, un gobierno
totalitario basado en el fundamentalismo cristiano.
La protagonista y narradora
es Defred, pero su nombre real nunca
se dice. Ahora lleva el nombre de su dueño (de-Fred). Como mujer de esta sociedad, es poco
más que un objeto.
(El que las mujeres incluyan en su nombre el rasgo de pertenencia "de" junto al nombre del marido es algo que ocurría no hace tantos años, aquí en este país. Las mujeres casadas pasaban a ser “señoras de”, también para nombrarlas se utilizaba el nombre propio con el apellido paterno y “de” más el apellido del marido, por ejemplo: “Señora de Martínez” o “María Pérez de Martínez”. También era más fácil se conocida por ser la hija, hermana, nieta o madre de..., lo valorado en la mujer era ser discreta, pasar desapercibida)
En "El cuento de la criada" Defred, la criada, nos va contando su historia, no puede trabajar, no puede opinar y ni siquiera le
está permitido leer o escuchar música. Su única función es, como mujer fértil, procrear y darle
un hijo a su señor. En un sistema absolutista, donde mujeres y hombres acaban divididos y sometidos bajo consignas que generalizan y dicen proteger a las primeras a costa de criminalizar a los segundos, para que, así, enfrentados y debilitados, las élites puedan seguir mandando en una sociedad marcadamente clasista.
La lectura de este libro me ha llegado a
molestar casi tanto como las noticias que he comentado al principio, en algunos
momentos me resultaba difícil seguir leyendo, hijos separados de sus padres,
mujeres que son nada, hombres que son muy poco, maternidad
deshumanizada, diferencias sociales; una historia futurista que, desgraciadamente (por eso se me ha hecho difícil de leer), se parece bastante a lo actual, ellos tampoco supieron ver
Tráiler de la serie basada en el libro "El cuento de la criada"