La raíz de mandrágora formaba parte de muchos de los Gabinetes de curiosidades, sus características y las muchas leyendas que la acompañaban la convirtieron en un objeto muy preciado. |
Hace muy poco que escuché, por
primera vez este nombre, también llamado “Gabinete de Curiosidades”. Se llamó así porque la estancia en cuestión se hallaba situada justo al
lado del dormitorio de los nobles; era un cuarto privado en el que se refugiaban para alejarse de los
trajines de la corte.
Estos espacios se pusieron de moda
como consecuencia de los grandes descubrimientos en los siglos XVI y XVII. Se
trataba de habitaciones en las que los viajeros que salían a conocer
mundos nuevos iban guardando lo más raro y exótico que encontraban, por eso lo
de “Cuartos de maravillas”, a mi me gusta más este nombre, en ellos se podían
encontrar colecciones de las cosas más peregrinas. El gabinete contaba,
habitualmente, con armarios en los que clasificaban desde antigüedades,
animales de peluche, insectos, conchas, esqueletos, fósiles e incluso obras de arte.
Tuvieron una gran importancia
para la ciencia de aquellos tiempos, a pesar de que las rarezas que se podían
encontrar en ellos tenían poco de científico, muchas de ellas atendían mas a
las creencias y supersticiones de la época: sangre de dragón, esqueletos de seres mitológicos,
animales fantásticos disecados etc.
Muchos de los dueños de estos
“Cuartos de Maravillas” editaron folletos y libros con dibujos de los artículos que obraban en su poder, los científicos, de esta manera,
podían localizar las curiosidades en cuestión si les surgía el interés por
investigarlas. Algunos llegaron a ser de una
gran importancia, los que pertenecían a un gran señor o a un rey. Se hicieron muy
famosos en la Europa de estos siglos, no solo eran para disfrute personal del
dueño sino que recibían visitas de personas interesadas.
Estos cuartos de maravillas
son considerados por algunos los precursores de los actuales museos
Johann Georg Hainz - Cabinet of Curiosities |
...Y pensar que cada uno llevamos
dentro nuestro particular "Cuarto de Maravillas" en el que, por las causas más diversas, olvidamos o evitamos mirar y rebuscar un poco entre todo lo que llevamos
almacenado. A veces, incluso, ignoramos que existe.
"Cosas tan bellas me gustan a mí"