Conforme van pasando los años
me afectan más las inclemencias, las meteorológicas y las otras.
Cuando cambia el tiempo, mi cuerpo lo siente. El excesivo calor me produce cansancio, el frío me causa dolor, creo que he llegado a la edad de los términos medios, así que la primavera y el otoño se han convertido en mis estaciones favoritas.
Cuando cambia el tiempo, mi cuerpo lo siente. El excesivo calor me produce cansancio, el frío me causa dolor, creo que he llegado a la edad de los términos medios, así que la primavera y el otoño se han convertido en mis estaciones favoritas.
Sin embargo hay otro tipo de
inclemencias a las que no he logrado encontrar el término medio en el que
situarme.
Me resulta muy difícil mantenerme imparcial
ante situaciones que considero injustas, suelo ponerme del lado de quien,
aparentemente, padece la injusticia. Aunque mi razón me diga que “para
diferenciar un pleito hay que escuchar a las dos partes”.
Me contengo a la hora de
ejercer mi vida política, pensando lo que digo en vez de decir lo que pienso,
esto se me hace más duro aun cuando el
espectro político se amplía al ámbito nacional.
-Últimamente tengo que esforzarme muchísimo más para no soltar todo lo que mantengo sujeto-.
Hoy hace frio y viento, desde la calidez de mi hogar no puedo evitar pensar en el frio de Europa y en los miles de sirios que la recorren, huyendo del Terror y sin destino alguno, o en los que están encerrados en campos de refugiados sin los más mínimos derechos como personas.
-Últimamente tengo que esforzarme muchísimo más para no soltar todo lo que mantengo sujeto-.
Hoy hace frio y viento, desde la calidez de mi hogar no puedo evitar pensar en el frio de Europa y en los miles de sirios que la recorren, huyendo del Terror y sin destino alguno, o en los que están encerrados en campos de refugiados sin los más mínimos derechos como personas.
Y pienso en los hombres, las
mujeres y los niños de las ciudades bombardeadas por Francia, Rusia y los que
se les irán sumando. En los fabricantes de armas y sus clientes/naciones. En el
petróleo, en quienes lo poseen y en quienes lo desean.
Y me cuesta, me cuesta mucho,
ser clemente al ver lo poco que vale una vida humana cuando no nace en el lugar
“adecuado”.
Me doy cuenta de que, cuando
se trata de personas, no consigo mantenerme al margen. Ni puedo, ni quiero.
Anhelo la posibilidad de que, algún día, quienes ahora están creando y sembrando el Terror para enriquecerse con nuestro miedo y a costa de nuestros muertos, ocupen el lugar que verdaderamente se merecen.
Creo que estamos asistiendo a
una global deshumanización del poder, ante lo cual no es sano echarse a un lado,
si no afrontarla y “mojarse” a pesar del frío, tomar partido aunque sea sin
carné, posicionarse sin miedo a que, de esa forma, se definan las ideas que nos mueven.
Por eso no comprendo y , por supuesto, no comparto, la indefinición descafeinada de la mayoría de partidos concurrentes a las próximas elecciones. El, aparente, vacío ideológico está lleno de intenciones e intereses que sólo serán evidentes cuando no haya remedio.
Por eso no comprendo y , por supuesto, no comparto, la indefinición descafeinada de la mayoría de partidos concurrentes a las próximas elecciones. El, aparente, vacío ideológico está lleno de intenciones e intereses que sólo serán evidentes cuando no haya remedio.